Por qué a veces el divorcio de los padres es lo mejor para los hijos
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Por qué a veces el divorcio de los padres es lo mejor para los hijos

Como padres, somos los encargados y los responsables del cuidado y bienestar de nuestros hijos durante sus primeras décadas de vida. En ello se incluye su alimentación, salud, educación y también, que el ambiente en el que se desarrollen sea uno emocionalmente sano para ellos.

En ocasiones, cuando el ambiente en casa es muy difícil y ya se ha intentado mejorarlo sin éxito, muchas parejas eligen divorciarse. Pero en lugar de verlo solamente como algo negativo, a veces el divorcio de los padres es lo mejor que puede pasarle a los hijos.

Mi experiencia como hija de padres divorciados

Antes de compartir un poco de lo que he vivido, me gustaría aclarar que no considero que el divorcio sea la primera o única solución a una relación donde hay problemas o dificultades. Soy hija de padres divorciados, pero creo firmemente que un matrimonio puede durar toda la vida cuando se trabaja en equipo y se hacen las cosas con amor, respeto y buena comunicación.

Crecí en un hogar donde ver discutir a mis padres era algo de todos los días. Desde temprana edad recuerdo ver caras de insatisfacción y enojo entre ellos, y aunque hacían lo posible por no hacerlo frente a nosotras, sus hijas, era muy evidente que no eran felices.

Durante años y años los vimos pelear y pasamos muchos momentos incómodos o dolorosos cuando eso sucedía. Aunque nunca hubo violencia física, las heridas emocionales que ocasionan ver a tus padres enojados entre ellos, dejan huella para toda la vida.

Un día, cuando yo ya era adolescente, finalmente decidieron divorciarse y aunque fue un momento muy doloroso para mi hermana y para mí, comprendí que era lo mejor para todos. Nuestra historia como familia no tuvo el final feliz que se esperaba, pero por lo menos esos años de problemas y discusiones parecían quedar en el pasado.

Naturalmente los primeros años fueron difíciles y mis padres aún tenían desacuerdos e hicieron algunas cosas que no fueron lo mejor para nosotras durante su proceso de divorcio, pero con el paso de los años, al fin hemos llegado a un punto en el que todos podemos estar reunidos sin discusiones, simplemente pasando un rato juntos.

¿Qué aprendí yo como hija de todo eso? Que por más que duela y rompa con aquella ilusión que teníamos al inicio, a veces un divorcio es necesario y es lo mejor que podemos hacer por nuestros hijos. Y esto fue lo que me sucedió cuando me convertí en madre.

Mi divorcio: lo mejor para mí y mi hija

Mama Hija

Como comentaba al inicio, a pesar de lo que viví en casa, yo creo en el amor para toda la vida. Creo que es posible tener una relación duradera y respetuosa en la que sean un equipo, y teniendo esa mentalidad presente me casé y comencé mi propia familia. Pero las cosas no siempre resultan como uno las planea.

Una parte de mí se rehusaba a darse por vencido, no quería repetir la historia de mis padres y deseaba que mi hija tuviera una familia unida. A pesar de que lo intentamos, fuimos a terapia y nos dábamos oportunidades una y otra vez, las cosas no mejoraban.

Pero más que tomar la decisión de separarme solamente por mí, lo hice también por mi hija. Yo crecí en una casa donde las malas caras y los gritos eran comunes, y no deseaba que ella creciera pensando que eso era lo normal. Un ambiente en el que hay discusiones, gritos, comentarios sarcásticos y manipulaciones no es un ambiente sano para un niño (ni para nadie).

Nuestra misión como padres deberá ser criar hijos felices y sanos, tanto física como emocionalmente. Pero para que ellos lo sean, nosotros también debemos serlo. Con esto no quiero fomentar ni promover el divorcio, pues pienso que éste siempre será la última opción cuando hayamos agotado todos los recursos.

Pero sí hay que aprender a reconocer cuando el ambiente y la dinámica familiar en la que vivimos nos hace más mal que bien. Ahí es cuando el divorcio es lo mejor que podemos hacer por nuestros hijos y por nosotros. Siempre será mejor que un niño vea a sus padres separados pero tranquilos y felices, que juntos pero con rencor o malos tratos.

Fotos | iStock

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Comentarios cerrados
    • Vivimos en la era de justificar, de buscar argumentos para justificar hacer lo que nos de la gana, a justificar el egoísmo desmedido, la falta de responsabilidad y de madurez, el hedonismo y la búsqueda del placer y comodidad propios.... pero eso sí, quedando bien frente a los demás. Y como lo hago? Buscando teorías, argumentos psudocientificos y lógicos, etc.... vamos, que ademas queremos quedar de lujo. Como leches va a ser bueno un divorcio para un hijo? Por supuesto que si hay un matrimonio violento o en casos determinados es lo menos malo el divorcio, pero en general, el divorcio es desastroso para los hijos. Lo que hay que ser es responsable para con los hijos, anteponer su bienestar al propio ya que ellos no han pedido venir a este mundo, vienen por nuestro deseo o capricho. Antes de tenerlos hay que pensarlo muy bien y estar con una pareja sólida, después de un tiempo largo de convivencia y ser consecuentes y responsable son nuestros actos. No digo que haya que aguantar lo inaguantable, y que por supuesto que hay parejas que lo mejor es disolverlas, pero..... pasar de esto a la situación actual, donde lo raro es encontrar parejas estables proporcionando a sus hijo un entorno acogedor, donde lo normal es ver como los niños se reparten en los calendarios de padres divorciados, comiendo los miércoles por fuerza en un burguér King por que toca, esa comida con el padre, pero menos mal que el finde le toca a la madre y así puedo salir de fiesta como si fuera un adolescente,..... en fin,

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    • Avatar de padredesupeke Respondiendo a padredesupeke

      Entonces, es mejor pasar tu vida en una relación en la que se ha acabado el amor y sólo queda hostilidad y rencor??? Yo he crecido en una casa así, mis padres discutían constantemente. He vivido infinidad de peleas, gritos, lloros, golpes (afortunadamente no entre ellos), estar semanas sin hablar... cuando ya fui un poco más mayor hablé con ellos varias veces pidiendo que se divorciasen por su bien y el nuestro. Ellos pensaron que por nuestro bien seguirían juntos y yo no veía el momento de poder marcharme de mi casa que para mí era un infierno.
      Cuidado con las generalizaciones...

    • Sigo pensando que este artículo es penoso y su titular más aún. Irresponsabilidad, ganas de justificarlo todo y quedar bien no se con quien..... en fin...

    • Te puedes justificar como quieras, pero lo mejor para unos hijos es que sus padres estén juntos. "Mejor divorciarse que estar todo el día peleando". Pues no estéis todo el día peleando, que sois adultos y se os supone cierta madurez y autocontrol.

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    • Avatar de evave Respondiendo a evave

      Disculpa, pero pienso has sido muy dura con tus palabras.

      Cada persona y cada matrimonio vive unas circunstancias, y desconocemos cuáles son las que han propiciado el divorcio.

      Que los progenitores convivan debajo de un mismo techo, cuando el ambiente es insostenible, desde luego no tiene nada de positivo.

      Si lo mejor para un hijo es que sus padres estén juntos ¿Qué ocurre con las azafatas de avión, los camioneros, las empresarias, los marinos... que pasan varios días a la semana fuera... o los médicos, policías... que trabajan a turnos y muchas veces ni se ven...?

      Maduro es ofrecer la mejor de las condiciones a los hijos ENTRE AMBOS PADRES, y mantener una relación cordial y dialogante en lo que respecta a los hijos.
      Creo que pueden aprender mucho más de esa situación (respeto, responsabilidad, autocontrol... como tú comentas) que de otra en la que duerman en el mismo colchón pero ni siquiera se miren a la cara, ni se dediquen gestos de cariño ni de apoyo, y donde el ambiente sea de hostilidad total, o como mínimo de indiferencia

      En mi opinión.

      Y no, nadie debería tener que dar explicaciones fuera de su ámbito más íntimo de porqué decide o no separarse.

      Pero tampoco nadie debería de permitirse el lujo de juzgar a otra persona con esa ligereza, y mucho menos juzgarlo como padre o madre. Ese "privilegio" le queda únicamente a los hijos (¡y con reservas!)

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