Recuerdo que cuando era niña, las fiestas navideñas comenzaban tras el puente de diciembre (6-8 de diciembre). La mayoría de las familias decorábamos nuestras casas durante esos días, las calles se llenaban de gente disfrutando de los planes típicos y los comercios se abarrotaban. Oficialmente, podía decirse que la Navidad había comenzado.
Con el paso de los años, el pistoletazo de salida para la Navidad se ha ido adelantando cada vez más, hasta el punto de que ya a nadie le extraña encontrar panetone y turrones en los lineales del supermercados en pleno 'veranillo de San Miguel'.
Para algunos, el inicio de las fiestas navideñas está claramente marcado por el Black Friday; un evento comercial con grandes descuentos que tiene lugar el último viernes de noviembre, y suele aprovecharse para hacer las compras de Navidad. Pero otros ´(entre los que me incluyo) empezamos a pensar en la Navidad en cuanto termina Halloween.
Siempre he pensado que mi exaltado espíritu navideño no era algo demasiado habitual entre la gente. Hasta que hace tres días me sorprendió ver que un gran número de mis contactos en redes sociales se hacían eco de este divertido vídeo de la cantante Mariah Carey dando la bienvenida oficial a la Navidad:
Vídeo de Mariah carey sobre la Navidad
Comentarios como "¡Es el momento!", "¡Ya está aquí la Navidad!", "¡Por fin puedo poner mi árbol!" o "La mejor época del año ha comenzado", no hicieron sino confirmarme que el team "Locos por la Navidad" no es en absoluto despreciable, y que somos muchos los que sentimos una gran emoción cuando la Navidad comienza a 'olisquearse' en el ambiente.
Que la Navidad se adelante cada vez más me pone muy feliz
No hay estudios ni estadísticas (al menos no los he encontrado) que relacionen la Navidad con sentimientos de felicidad o tristeza. Y es que se trata de una época tan sensible y especial, que cada persona la vivirá según sus experiencias y circunstancias.
No obstante, sí hay estudios que aseguran que las personas que decoran sus casas de manera anticipada son más felices, pues las decoraciones navideñas nos evocan tiempos pasados, más sencillos y alegres, que hace que aumenten nuestros niveles de dopamina (la hormona de la felicidad).
Así que yo ya estoy empezando a desempolvar mis adornos, a preparar el calendario de adviento con mis hijos y a pensar qué trastadas divertidas se le ocurrirán a nuestro Elfo este año.
Y es que, dejando a un lado el sentido religioso de estas fiestas, puedo afirmar rotundamente que de la Navidad me gusta todo. Me gusta la decoración, las calles abarrotadas, la ilusión en las caras de la gente, la Lotería, las comidas y dulces típicos, los regalos, ponerme un jersey navideño calentito mientras veo 'Love Actually' por vigésima vez...
Y como no puedo evitar ser el anti-Grinch de la Navidad, quienes me rodean acaban sucumbiendo a mi locura y empapándose del espíritu navideño mucho antes de lo socialmente aceptado.
Porque siempre he pensado que si a muchos la Navidad nos hace felices, ¿por qué no adelantarla para disfrutar de ella durante más tiempo? ¿Quién o qué marca cuándo es el momento adecuado para empezar a cantar villancicos o decorar tu hogar?
Por eso, este año he decidido no esperar a que sean El Corte Inglés y la publicidad quienes den el pistoletazo de salida para empezar a vivir la Navidad. Tampoco esperaré al anuncio de la Lotería, ni a la inauguración del alumbrado de las calles de Madrid. Este año he decidido que la Navidad comience cuando a mí me apetezca, por loco que pueda parecerle a los demás.
Y es que, como dice Mariah Carey..."It's time!"
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