Cuatro cosas que te impiden disfrutar de la crianza de tus hijos y tienen más que ver contigo que con ellos

Cuatro cosas que te impiden disfrutar de la crianza de tus hijos y tienen más que ver contigo que con ellos
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La crianza de nuestros hijos es una de las experiencias más significativas y enriquecedoras de la vida Pero hay que ser sinceros: también es una de las más complejas y desafiantes a las que nos podemos enfrentar, ya que a veces podemos encontrarnos con cosas que dificultan nuestro disfrute de ella.

Entre estas cosas, podemos identificar algunas barreras que, siendo honestos, suelen estar más relacionadas con nuestra propia percepción y actitudes que con las acciones o comportamientos de nuestros hijos.

En mi experiencia, y en la de otras amigas madres y amigos padres, he identificado cuatro cosas que nos impiden disfrutar de la crianza de nuestros hijos pero que tienen más que ver con nosotros con ellos. Te comparto cuáles son para ayudarte a identificarlas y cómo trabajar en ellas.

1) Te comparas con otros padres

Creo que como padres es natural mirar a otras familias, tanto para obtener ideas y consejos sobre la crianza de nuestros hijos, como para de algún modo ver si estamos haciendo bien las cosas. Sin embargo, cuando caemos en la comparación constante ésta puede llevarnos a sentimientos de insuficiencia y/o ansiedad.

Es importante recordar que cada familia es un mundo y que lo que puede funcionar para otros puede no ser lo mejor para nosotros (y viceversa). Si consideras que caes en este error, intenta practicar la autocompasión.

En lugar de juzgarte duramente, intenta ser más amable contigo mismo: reconoce que estás haciendo lo mejor que puedes como padre o madre con la información y recursos que tienes en este momento. Además, no olvides que lo que vemos de otras familias es solo una pequeña parte de su día. Nunca sabemos si a puerta cerrada esa familia tiene otros problemas que nosotros no.

2) Te exiges demasiado

Hace muchos años decidí que no quiero ni querré nunca ser una madre perfecta. Porque además de que eso no existe, la presión por ser un padre o madre perfecto/a puede ser abrumador y agotador.

La autoexigencia puede llevarnos a establecer estándares poco realistas (de los que hablaremos más adelante) y a sentirnos constantemente en un estado de presión y estrés por intentar alcanzar lo inalcanzable. Es importante aprender a equilibrar nuestras expectativas con la realidad y aceptar que todos cometemos errores y tenemos limitaciones.

Aprende a valorar los pequeños momentos y logros en la crianza, por insignificantes que puedan parecer, ¡criar a un hijo no es cosa sencilla!

3) No dedicas tiempo al autocuidado

Aunque es un término ya bastante conocido, el autocuidado sigue siendo un concepto relativamente reciente en el mundo de la crianza. Y es que cuando nos convertimos en padre, es fácil dejar de lado nuestras propias necesidades, priorizando las de nuestros hijos.

Sin embargo, descuidarnos puede tener consecuencias negativas en nuestra salud física, mental y emocional, lo que a su vez puede afectar nuestra capacidad para disfrutar plenamente de la crianza. Terminamos sintiéndonos agotados, irritables y con mucha menos paciencia de la que tendríamos si nos sintiéramos descansados y mimados.

Por ello, haz lo posible por dedicar tiempo al autocuidado. Tan solo unos minutos al día que dediques para relajarte en un rincón especial para ello, o que practiques ejercicios simples como la respiración o la meditación pueden hacer una gran diferencia en tu forma de ver y llevar la crianza.

4) Tienes expectativas poco realistas

Finalmente, una de las cosas que más puede afectar nuestra percepción y disfrute de la crianza: nuestras propias expectativas. Porque aunque es natural tener sueños o metas para nuestros hijos y nosotros mismos, tener expectativas poco realistas puede generar frustración y desilusión tanto para nosotros como para ellos.

No caigas en el error de esperar demasiado de tus hijos ni de tí mismo. Recuerda que cada niño es único, con sus propias fortalezas, desafíos y tiempos de desarrollo, y que cada uno de nosotros hacemos lo mejor que podemos con lo que tenemos.

Por ejemplo, en lugar de enfocarte únicamente en metas grandes o a largo plazo, celebra y reconoce también los logros y avances diarios de tus hijos y los tuyos. Esto les ayudará a todos a sentirse valorados y motivados, y a mantener una actitud más positiva y realista.

Foto de portada | Ksenia Chernaya en Pexels

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