Creo firmemente que no existe experiencia más transformadora que tener hijos. Podemos dejar un trabajo o mudarnos de ciudad, pero aunque es cierto que ambas vivencias nos cambian de una forma u otra, el nivel de transformación que vivimos a causa de la maternidad no tiene igual.
Desde nuestra rutina hasta nuestra forma de pensar, convertirnos en madres es algo que da un giro completo a nuestra vida en todas sus formas. Y uno de los sitios donde pueden ser notorios los cambios tras la maternidad es en nuestro círculo social.
Hoy hablamos de ese cambios no tan agradables que muchas mujeres observamos desde que nacen nuestros hijos (o incluso desde el embarazo): la ausencia de las amistades.
¿Desaparecen los amigos cuando tenemos hijos?
Muchas mujeres se hacen esta pregunta de forma silenciosa, cuando notan que las personas que solían frecuentar antes de tener hijos ya no están ahí. Sin embargo, aunque en ocasiones pudiera parecer que por arte de magia algunas amistades se han ido, la realidad es que se trata de algo que suele suceder - especialmente cuando hay un cambio grande en nuestras vidas.
Así como con el tiempo a veces vamos distanciándonos de personas porque la vida nos lleva por camino distintos, podemos observar que lo mismo puede ocurrir cuando nos convertimos en madres. Esto es algo que sucede de forma natural y por diversos motivos.
En primer lugar, nuestras prioridades han cambiado. Tras la llegada de los hijos nosotras ya no somos las mismas. Siendo madres pensamos y actuamos de forma diferente, y esto se refleja en nuestras prioridades: ahora cada decisión gira en torno a nuestros hijos y no siempre es posible continuar frecuentando a todas las personas (ni podemos ir con el bebé a todos lados).
La crianza, un trabajo 24/7. Otro motivo por el que regularmente pareciera que perdemos amigos tras la llegada de los hijos son las demandas de la crianza. A veces, las que nos convertimos en madres somos las que hacemos el acto de "desaparecer" de las vidas de los demás: dejamos de responder sus llamadas y pasamos semanas sin hablar con ellos porque estamos ocupadas o demasiado agotadas como para hacer otros planes que no fueran dormir.
Diferentes etapas, diferentes personas. Si le preguntáramos a las personas si aún continúan reuniéndose con las personas que conocieron en preescolar, quizás la mayoría diría que no. Aunque sin duda hay relaciones de amistad que duran toda la vida, es normal que en las distintas etapas de nuestra vida estemos rodeados de distintas personas: no todos nos acompañen en cada cambio de nuestra vida.
Por qué no debes sentirte mal
Quizás, como muchas otras madres, te has sentido mal, triste o culpable tras darte cuenta que tus amistades ya no están tan presentes como solían estarlo en tu vida. Sin embargo, no es algo que necesariamente debamos tomar de forma negativa.
Las relaciones con otras personas, sean amigos, familia o pareja, están en constante evolución, como resultado del también constante cambio y crecimiento que nosotros tenemos como individuos. Ver salir a personas de nuestras vidas y recibir a otras nuevas es una parte natural del ser humano.
Desde luego, hay amistades que se adaptan a nuestro nuevo ritmo de madres y se vuelven un apoyo valioso cuando entramos a esa nueva etapa, incluso si no tienen hijos. Sin embargo, no debemos sentirnos mal por las que ya no están, pues cada persona que se cruza en nuestras vidas nos deja alguna lección o aprendizaje.
Afortunadamente, la llegada de la maternidad nos abre la puerta a esas comunidades de madres que antes no teníamos y que podemos encontrar en persona (como en parques, escuelas y otros sitios) o de forma virtual, incluso si somos la única de nuestro grupo de amigas con hijos.
Foto de portada | Oleksandr Pidvalnyi en Pexels