Tras el parto, es común que toda la atención se dirija hacia el nuevo bebé, pues como bien sabemos, es un pequeño y nuevo ser humano que depende totalmente de nosotros. Sus necesidades, naturalmente, se convierten es una gran prioridad.
Sin embargo, debemos recordar que durante un parto, no solamente nace un bebé, también nace una mamá. Por ello, hoy dedico unas palabras a todas las madres recientes, para que no olviden que ellas también acaban de nacer, y sean gentiles y amables con ellas mismas durante esta nueva etapa en su vida.
Bienvenida a la maternidad
¡Felicidades! Acabas de iniciar una de las etapas más asombrosas, increíbles y maravillosa de la vida: ser madre. Con esta nueva experiencia en tu vida, tendrás la oportunidad de vivir muchos momentos especiales, llenos de un amor que nunca habías conocido y tus días se verán inundados de alegría.
Pero debo ser sincera y decirte que también inicias una aventura que estará llena de subidas y bajadas, muchas dudas (especialmente al inicio), nuevos retos, miedos y preocupaciones que nunca antes habías tenido. Pero no te preocupes, la recompensa que ser madre te dará en felicidad es mucho mayor que todo eso.
El mensaje que quiero dedicarte hoy es uno muy especial, pero también muy importante. Quizás tienes apenas unos días siendo madre de un pequeñito, tal vez algunas semanas, o ya eres madre de un bebé de un par de meses.
Sea cual sea tu situación, seguro una de tus principales prioridades es cubrir sus necesidades, asegurándote que no le falte nada y haciendo lo posible por dar tu mejor esfuerzo y desempeño en este nuevo papel que ahora tienes.
Sin embargo, aunque ahora antepones las necesidades de este bebé a las tuyas, hay algo importante que debes recordar: que tú también importas. Y hay otra cosa aún más importante que también es esencial tengas presente: tú también acabas de nacer.
Antes de la llegada de tu bebé, eras una mujer embarazada, a la espera del nacimiento de una de las personas más importantes en tu vida. Ahora, eres "oficialmente" una madre (aunque personalmente considero que se es madre desde que el bebé está en camino), y muchas cosas han cambiado en tu vida.
No me enfocaré en el día en que ambos nacieron, sino en lo que viene después: esas primeras semanas y meses en los que ambos deberán adaptarse a la nueva vida que llevarán juntos, y para la cual no existe un manual.
Por ello, el primer consejo que quiero darte tras este nuevo nacimiento y transformación es el siguiente: sé amable contigo misma. Los inicios de la maternidad pueden ser agobiantes, agotadores e inciertos.
Es normal no saberlo todo y sentirse llena de dudas. Es normal cuestionarte si lo estás haciendo bien o sentirse confundida ante ciertos aspectos de tu nueva vida. Así que no te sientas presionada ni te sientas mal si al principio no tienes idea de qué hacer.
Y de ahí parte mi segundo consejo: pide ayuda sin temor. Nadie nos prepara realmente para ser madres y hay muchas cosas que aún no nos dicen. La mayoría de las personas se encarga de contarnos lo bueno, y se agradece, pero también es importante hablar de las partes no tan bonitas de esas primeras semanas.
Tener un bebé no hará que mágicamente conozcas todas las respuestas, ni tampoco significa que tú sola debas hacerte cargo de todo, aunque puedas sentir que así debe ser. Como lo he dicho en otras ocasiones, la maternidad es mejor acompañada, y en una etapa como ésta, es necesario contar con una red de apoyo para lo que necesites.
Mi tercer y último consejo, es más una recomendación: ten mucha paciencia y no pierdas la esperanza. En principio quizás no te salgan bien las cosas y es normal que te sientas abrumada al punto de pensar que no podrás o no tienes la capacidad para hacerlo, pero poco a poco comenzarás a dominar todo este asunto de ser madre.
Así que durante esos primeros meses recuerda esto, mamá: tú también acabas de nacer, a la par de tu bebé. Y ambos, poco a poco, con amor, gentileza y paciencia, podrán ir conociéndose mejor y adaptándose a una nueva vida juntos.