Quizás esta escena te suena familiar: estás en algún lugar público acompañada de tu hijo, es una salida casual, como una cita con el médico, las compras o visitando a unos amigos. Pero entonces, tu hijo decide que es momento de hacer travesuras o de empeñarse en conseguir algo a lo que ya le has dicho que no.
También seguramente te ha pasado cuando estás en el mercado, mientras haces tranquilamente las compras de la semana y tu pequeño decide comenzar a hacer un berrinche o rabieta por que algo no le pareció.
Como todo buen berrinche, comienza de manera gradual. Quizás te pidió algo que le negaste o no le gustó lo que pusiste en el carrito. O tal vez es la razón que regularmente se esconde detrás de los berrinches más grandes de la historia: tiene sueño.
Sea cual sea el motivo, tu hijo ha decidido que algo no estaba bien y debía dejártelo en claro lo antes posible. Lo que comienza con una pequeña queja pronto va escalando hasta convertirse en un verdadero drama. Y de repente se encuentran los dos, a media escena cuando ya no hay manera de calmarlo.
Es entonces cuando llega "la mirada". Sabes de cuál hablo. Tú la has hecho, yo la he hecho, probablemente todas las madres la hemos hecho. Vamos, que hasta Kate Middleton con toda su gracia y modales reales la ha hecho:
"La mirada en tu rostro cuando todos te están observando y tú estás intentando que tus hijos se mantengan calmados."
Sí, esa mirada cuando estás en un lugar público, tus hijos comienzan a montar una escena y las personas comienzan a voltear para ver a qué se debe tal escándalo. A ti no te queda de otra más que intentar mantener la calma, respirar profundo y pedirles amablemente que se tranquilicen y esperen. Si eso no funciona, lo repites una y otra vez, mientras haces la mirada.
¿Y cómo es la mirada?
Es aquella que pones cuando debes guardar la compostura pero deseas que tu hijo -telepáticamente- entienda y te haga caso. Tratando de mantener la calma, intentas sonreír levemente pero tus ojos muestran una mirada amenazante. Y aunque tus labios digan: "Hijo/a, por favor espera" lo que están tratando de decir tus ojos es otro mensaje más profundo: "Hijo, ya basta. ¡Por favor! ¿Podrías calmarte? Mírame, hazme caso. Que si no te calmas..."
Y de pronto, la frase que le habías dicho con voz dulce, te encuentras recitándola con algunas pequeñas variables pero cada vez con menos paciencia y entre dientes.
Para los berrinches, paciencia
Lidiar con berrinches en público no es cosa fácil. A veces estamos teniendo un mal día o no hemos descansado y estamos más irritables o sensibles de lo usual. Estando así es todavía más fácil perder la paciencia y nos puede pasar a cualquiera. No importa si eres una Duquesa, Princesa o hasta la mismísima Reina. Los problemas o dificultades de madres nos pueden pasar a todas porque vivimos experiencias muy similares.
Es importante recordar y entender que los berrinches son sólo una etapa normal de su desarrollo. Y si bien "la mirada" no es la mejor manera de lidiar con los berrinches en público (y que muchas veces no funciona), debemos procurar hablarle siempre a nuestros hijos con respeto y sin gritos.
A veces es más fácil ceder un poco y ser flexibles, o buscar alguna otra manera de calmarlos, como darle alternativas a lo que estaba pidiendo o explicarle las razones y decirle que para él es mejor otra cosa.
Lidiar con berrinches y rabietas suena más fácil de lo que es. Sabemos que de decirlo a hacerlo hay una gran diferencia, pues no es lo mismo leer consejos tranquilamente, a tratar de buscar una solución a medio berrinche cuando tu hijo grita a todo pulmón.
Claro que estamos conscientes de que "la mirada" no es la mejor reacción porque prácticamente la usamos cuando estamos a punto de perder la cabeza, pero es a veces la única manera que encontramos de mantener la calma y no comenzar a actuar como locas en medio del supermercado.
Busca momentos para relajarte
La maternidad muchas veces nos empuja muy, pero muy lejos de nuestra zona zen. Encontrar momentos de calma o para relajarnos cuando se tienen niños pequeños en casa es en ocasiones muy difícil.
Pero por eso es importante que como madres podamos pedir y recibir ayuda de vez en cuando. Nosotras también debemos tener momentos para descansar y recargar energías (y paciencia).
Y tú, ¿has hecho "la mirada"? Cuéntanos como manejas los berrinches en público.
Fotos | iStock, mahfrot en Flickr
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