Al leer en Gadling, un blog de viajes, la nota de un canadiense en Beijing acerca de esta curiosa vestimenta para bebés me he quedado asombradísima, al igual que este viajero que cuenta que es una imagen muy común y bastante antihigiénica pues los niños hacen sus necesidades donde les pilla.
Como es lógico, al niño le dan ganas en el momento menos pensado, en un autobús, dando un paseo en la calle, en el metro… cuenta que él no recuerda haberse sentado jamás en un parque, por las dudas.
Sinceramente me parece muy curiosa y bastante ridícula esta costumbre. No comprendo del todo la funcionalidad de la prenda.
Si lo que se pretende es ahorrar en pañales, ir entrenando al bebé para controlar esfínteres, o si simplemente es una forma más natural (y asquerosa) de sobrellevar esta cuestión fisiológica.
También cuenta el canadiense la primera vez que vio hacer pis a un bebé de dos años en el metro en público y cómo la madre muy naturalmente cogió una toallita del bolso y limpió el charquito. Ni quiero pensar cuando el bebé hace “lo segundo".
Me pregunto qué sucede cuando el niño no sabe avisar y se hace pis o caca encima sentado en el coche, en la faldas de la madre o paseando en su cochecito.
Los culitos asomando por los pantalones se ven muy graciosos, pero aún como madre (sin pretender ofender) no le veo nada de práctico a esta insólita prenda.
Vía | Gadling