Cuando un bebé nace depende exclusivamente de su madre, es todo lo que necesita desde el punto de vista biológico y afectivo. Pero también es fundamental el papel del padre en este período, aunque lamentablemente siguen siendo pocos los países que tienen períodos de baja iguales o más o menos iguales para la madre y el padre.
El padre es un gran apoyo para la madre en el puerperio y su presencia es muy importante para el bebé desde lo emocional. Pasar más tiempo con él favorece el vínculo afectivo entre ambos. Para el padre es un privilegio, pero sin duda los auténticos beneficiados del permiso de paternidad son los hijos.
Aunque no pueda amamantar, su papel es muy importante para que la madre pueda dar el pecho sin agobios, también puede cuidar al bebé mientras la madre descansa, cambiar pañales o pasear con el bebé, ocuparse de la casa, y cocinar o limpiar mientras ella se dedica al recién nacido. Ni hablar de su apoyo tan necesario si además hay hijos mayores a los que atender.
Pero aún hay mucho camino por recorrer para que sea lo ideal. Una revisión de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) analizó estudios longitudinales de niños nacidos en Estados Unidos, Australia, Gran Bretaña y Dinamarca, cuatro países que, aunque disfrutan de niveles de vida similares, presentan grandes diferencias en este aspecto.
En Dinamarca, el 99% de los papás cogió al menos una semana de descanso cuando nació su hijo, y el 90% lo hizo más de dos semanas. En Estados Unidos, donde los padres no tienen derecho a la licencia de paternidad, se tomaron menos de una semana y dos tercios estaban de vuelta en el trabajo antes de que su bebé cumpliera dos semanas de vida.
Un año después, al valorar la implicación de los padres en la crianza de los hijos. Cinco de cada diez padres que habían cogido la licencia de paternidad afirmaron cambiar los pañales a diario, frente a cuatro de cada diez de los que no se habían cogido esos días. También eran más propensos a alimentarlos vestirlos, bañarlos y jugar con sus hijos.
Cuando el padre participa en esos hábitos cotidianos desde muy temprano y se implica en los cuidados del recién nacido, es más propenso a hacerlo también durante el primero año de vida, e incluso durante la infancia. En Gran Bretaña, por ejemplo los papás que se habían tomado unos días al nacimiento eran casi un tercio más propensos a leer libros con sus niños pequeños que los que no lo habían hecho.
Aún es muy pronto para conocer los efectos a largo plazo de la licencia de paternidad, sin embargo, un estudio noruego encontró que mejoraba el rendimiento en la escuela secundaria. Las hijas, sobre todo, parecían prosperar más si sus papás se la habían tomado.
Vía | The Economist
Foto | Thinkstock
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