Nos preocupa su forma y también su tamaño. Sobre todo cuando pensamos que tiene que atravesar el canal del parto. Pasar por ahí. Pues bien, puede ser un consuelo saber que los bebés más cabezones, con la cabeza más grande, tienden a ser más inteligentes según un estudio.
Algo que podremos comprobar nada más nacer, pero ojo, no nos emocionemos con nuestros "baby Einsteins", teniendo en cuenta que todos los bebés tienen una gran cabeza, ya que proporcionalmente, al ser como el tórax, es la parte más grande de su cuerpo. Entonces, ¿cuándo considerar que un bebé es cabezón y por tanto probablemente será más inteligente y tendrá más éxito en el futuro?
Pues lo que podemos hacer es añadir centímetros al tamaño medio de las cabecitas de los recién nacidos, que es de unos 35 centímetros para los varones y 34 para las niñas, según la OMS. A mayor perímetro craneal, mayor volumen cerebral y mayor inteligencia según los datos de una investigación.
El estudio, publicado en la revisa especializada "Journal of Molecular Psychiatry", ha sido llevado a cabo por la Universidad de Edimburgo y vincula el tamaño de la cabeza de un niño con sus logros académicos más adelante en la vida. Se utilizaron los datos de 100.000 británicos almacenados por el Biobanco del Reino Unido, que ha recogido más de medio millón de muestras de personas de edades comprendidas entre los 37 y 73 años.
Según declaraciones del profesor Ian Deary, líder del equipo que hizo el descubrimiento, profesor en la Escuela de Psicología y Ciencias del Lenguaje de la Universidad de Edimburgo,
“El primer análisis de los datos demuestra que los bebés que nacen con cabezas más grandes son significativamente más propensos a obtener un título, así como la mayor puntuación en pruebas de razonamiento verbal-numéricos”.
El estudio, que de manera más amplia estudia la genética, las funciones cognitivas y la salud física de la muestra, también identificó 17 genes “significativos” que afectan la función cerebral y repercuten en la salud mental y física. Lo cual confirmaría que aquellas personas con mejor salud en general son propensas a tener niveles más altos de la inteligencia.
De todas formas, nos quedan muchas dudas. Supongo que no es difícil de medir la inteligencia de cada cual gracias a los tests para calcular el coeficiente intelectual. Pero, ¿cómo entendieron en el estudio el éxito de una persona? ¿Trabajos bien remunerados gracias a sus logros académicos? ¿Qué hay del éxito familiar o social? ¿Más inteligencia equivale a mejor trabajo? ¿Un "mejor" trabajo nos hace más felices?
No sabemos cómo medirán el éxito de estas personas que fueron bebés cabezones. Ya he expuesto mis dudas. Por eso, en cualquier caso, creo que hay que velar por potenciar las aptitudes de nuestros hijos, sean cuales sean, y también sobre todo intentar que crezcan felices y sean buenas personas, íntegras. Tal vez esto dé mayor felicidad que un buen trabajo... y el tamaño de la cabeza poco importa.
Foto | iStock
Vía | Clarín, Huffington Post
Más información | Nature
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