El asma es la enfermedad crónica más frecuente en los niños, que afecta a entre el 7 y el 15% de los niños con edades comprendidas entre los 6 y los 14 años. En España, tiene una alta prevalencia, que se sitúa en casi un 15%, superior a la media de otros países de nuestro entorno.
Se caracteriza por episodios de dificultad respiratoria provocada por una inflamación bronquial que obstruye la vía aérea de manera total o parcial. Se asocia a episodios de tos, pitidos al respirar y sensación de ahogo. El asma no tiene cura, pero sí se pueden tomar medidas para aliviar los síntomas.
Evitar desencadenantes del asma
Una vez diagnosticado el asma, lo primero que debe hacerse es evitar que el niño se exponga a los agentes desencadenantes:
- Ácaros que viven en el polvo doméstico
- Pólenes de plantas, flores, árboles, etc.
- Piel de animales (gato, perro, aves, etc.), aunque hay estudios que señalan que los bebés que conviven con perros tienen menos riesgo de desarrollar asma
- Frío, catarros y virus
- El estrés o la Aspirina también pueden agravar el asma
- Humo del tabaco, principal irritante inespecífico para los bronquios
Actividad física y asma
La actividad física y el asma no son incompatibles. En niños con asma es muy frecuente que aparezcan los síntomas después de realizar actividades físicas, lo que se conoce como asma de esfuerzo.
Esto no significa que deba dejar de practicar deporte, pues una actividad física regular y moderada actúa beneficiosamente en el sistema inmunológico y puede reducir la inflamación alérgica.
Lo recomendable para estos niños es realizar calentamientos correctos, e intentar evitar deporte al aire libre los días de mucho frío o mucho viento, o los días que previamente ya hayas tenido síntomas de asma. En algunos casos concretos también puede ser útil tomar la medicación antes de realizar el deporte.
Medicamentos para el asma
Existen dos tipos básicos de medicamentos para el tratamiento del asma: los medicamentos de control prolongado con acción antiinflamatoria, que corrigen la inflamación de los bronquios y se utilizan durante largos periodos de tiempo para prevenir síntomas de asma (Esteroides inhalados, Broncodilatadores de acción prolongada, inhibidores de leucotrienos y cromoglicato disódico) y los medicamentos de alivio rápido o broncodilatadores que funcionan rápidamente para controlar las crisis de asma (inhaladores).
Los niños que usan un inhalador deben utilizar un dispositivo "espaciador" o cámara para que ayudar que el medicamento llegue adecuadamente hasta el pulmón. La técnica para aplicar los medicamentos es muy importante, ya que de ello depende la eficacia del tratamiento, aunque sólo 9% de los pacientes de asma utilizan su inhalador correctamente. Aquí so contamos cómo hacer bien los inhabladores con los niños sin que lloren y sea un infierno.
Vigilar los síntomas
Las crisis de asma no suelen aparecer sin aviso, por tanto utilizar un espirómetro para medir el flujo de aire es una de las mejores maneras de controlar el asma.
Los niños pequeños no sabrán utilizarlo sólo, así que será necesaria la ayuda de un adulto para que se acostumbre a su uso desde temprana edad.
Llevar el tratamiento a rajatabla y vigilar los síntomas es clave para poder reaccionar a tiempo y evitar que se produzcan las crisis.
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