En mi infancia tuve que hacer uso de inhaladores en más de una ocasión por culpa de una alergia que quería derivar en asma, pero recuerdo que ninguno de mis hermanos los tuvieran que usar nunca. En la actualidad muchos niños padecen bronquitis y enfermedades parecidas y se van a casa, saliendo del pediatra, con la indicación de hacer dos puffs de Salbutamol cada ciertas horas con el fin de abrir los bronquios y mejorar el proceso.
Los míos no han sido menos y tuvimos que hacer uso de la cámara de inhalación y su compañera la mascarilla, ya que directamente del inhalador no es aconsejable. El problema es que taparles la boca y la nariz con eso no les suele gustar y lloran mucho, así que un buen día, pensando, logré hallar el modo de hacer los inhaladores sin que lloraran y fuera un infierno.
¿Cómo se hacen los inhaladores?
Para explicar mi método, antes debo explicar cuál es el método habitual para que los niños pequeños hagan los inhaladores. Como sabréis, los adultos y niños mayores usamos la cámara sin mascarilla porque la difusión es mejor que haciéndolo directo.
Los niños más pequeños, en cambio, no son capaces de coger la cámara con la boca y respirar sólo con ella, y por eso se hace uso de la mascarilla. Ahora bien, para que el tratamiento sea efectivo, hay que sellar bien la mascarilla con la cara del niño, o la mitad se va a escapar.
El proceso para hacer los inhaladores es el siguiente:
- Cogemos al niño y lo tenemos sentado en nuestro regazo.
- Abrimos el inhalador, lo agitamos y lo ponemos en el orificio de la cámara de manera vertical.
- Ponemos la mascarilla en la cara del niño, apretando lo suficiente para lograr que el niño coja aire solo de la mascarilla y no del exterior.
- Hacemos una pulsación en el inhalador.
- Mantenemos esa posición hasta que el niño hace 5 respiraciones, que son unos 10-15 segundos.
- Si necesita una segunda aplicación, esperamos 30 segundos y repetimos el proceso.
¿Cómo lograr que el niño no llore?
Con el mayor no hubo problema porque no usó nunca los inhaladores. La primera bronquitis llegó con el mediano y ponerle la mascarilla era, pues eso, un infierno. Llantos, pataletas, fuerza para quitárselo de la cara... vamos, que salía fatal mientras contábamos 10 rezando por que respirara algo.
Llegó el tercero y un tiempo después su primera bronquitis y temblábamos de pensar que otra vez debíamos pasar por lo mismo. Entonces pensé que podría hacer algo por evitar tantos llantos y forcejeos y tuve una idea, cantar. Ya, sé que esperabais algo revolucionario, una idea brillante o algún sistema novedoso a más no poder. Pues no, no soy tan capaz, así que busqué, simplemente, un modo fácil y sencillo de lograr mi objetivo.
La mayoría de padres, cuando hace los inhaladores, simplemente cuenta: "Uno, dos, tres,...", porque saben que tienen que conseguir que pasen al menos diez segundos. El problema es que a los niños les da igual que cuentes, ellos solo quieren quitarse eso de la cara.
Sin embargo, si les cantas, puedes lograr que te presten atención. Utiliza una canción que les llame la atención que necesitas, una que les guste, una que escuchen, y habrás ganado mucho.
Mi canción predilecta para este asunto es "Cumpleaños feliz". Es una de las primeras canciones que se aprenden los niños porque suelen ir a diversas celebraciones de hermanos, primos, padres, tíos, abuelos, etc., y es una canción única porque acaba diferente a las demás, ya que acaba con un "¡Bieeeeennnnn!".
Así que no sé cómo un día se me ocurrió cantarla y el milagro obró. Puse la mascarilla, apreté el inhalador y la canté. Poco me importó si con ella duraba diez segundos o veinte, porque él se quedó parado escuchándome, respirando tranquilamente. Al acabar dije el "Bien" levantando el brazo con el inhalador, con expresión de alegría, como si eso hubiera sido un triunfo (para mayor extrañeza de mi hijo) y acto seguido repetimos la operación, siendo también un éxito.
Desde entonces, siempre que tocan los inhaladores canto la canción y hago todo el proceso sin problema alguno. Lo he probado con algunos niños en la consulta y oye, ¡resulta! Aunque no con todos, todo hay que decirlo... (también es cierto que no soy su padre y el mero hecho de que les coja les hace llorar a veces).
Así que cantad, no perdéis nada. Si funciona, perfecto. Si no, no creo que llore más de lo que ya lo hace... habrá que inventar otro método.
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