Los problemas de salud mental en adolescentes están apareciendo cada vez a edades más tempranas y todo indica que se han agravado con la pandemia. Una de ellas son los trastornos de conducta alimentaria, una grave patología que se manifiesta en esencia mediante síntomas y obsesiones relacionados con la comida y la imagen corporal. Sin embargo, no debemos considerar estos trastornos como producto de la superficialidad o la vanidad de quienes lo sufren. En la base de los TCA se encuentran problemas psicológicos y dificultades relacionales profundas.
Aunque cada tipo de trastorno suele tener ciertos síntomas que nos ayudan a identificarla de una forma precisa, hay algunas conductas que deben ponernos en alerta y pedir ayuda profesional de forma inmediata. Adriana Esteban, psicóloga de Instituto Centta, nos alerta de algunas señales de alarma de estos trastornos:
- Aislamiento: empieza por los espacios de comida y termina generalizándose a muchas de las actividades sociales. Los adolescentes dejan de compartir espacios comunes en casa, se aíslan en su habitación (lo sienten como un espacio seguro), dejan de ir a planes sociales y siempre a través de alguna excusa o argumento lógico que evite cualquier posible juicio.
- Distanciamiento y cambio de carácter: dejan de compartir contenido emocional de lo que les ocurre, cada vez cuentan menos, evitan expresar cómo se sienten porque creen que no les van a entender o van a recibir juicio. Les cambia el carácter, se vuelven mas inhibidas/os, agresivas/os y con dificultad para controlar sus impulsos. Hay tanto que se guardan, que necesariamente cambian su actitud a una mucho más difícil de conectar.
- Relación con el cuerpo: pueden empezar a observarse obsesivamente frente al espejo y hacerse fotos compulsivamente o todo lo contrario, evitan por completo su imagen y, por lo tanto, rechazan su mirada ante el espejo o rechazan hacerse fotos. La forma de vestir también puede cambiar. Aquellos que quieren mostrarse, utilizarán ropa ajustada, mientras que quienes quieran evitarlo, utilizarán ropa holgada y de tallas más grandes.
¿Qué debemos hacer si nuestro hijo padece una TCA?
La familia constituye un papel fundamental en los Trastornos de la Conducta Alimentaria. “Mientras que el funcionamiento familiar puede ser propicio para formar parte del origen y mantenimiento de la enfermedad, también pueden ser clave a la hora de la recuperación”, asegura la psicóloga especialista en TCA de Instituto Centta, Paula Valero, quien nos da una serie de pautas que, junto a la terapia profesional, pueden ayudar a la hora de generar un ambiente adecuado en el hogar y enfrentarse a los TCA:
- No te muestres hipervigilante con los comportamientos alimentarios. El momento de la comida suele ser estresante para las personas que sufren un TCA, y esto podría ser una fuente de tensión que solo agravaría el problema
- Evita los comentarios sobre la comida. Algunos comentarios que están normalizados en nuestro día a día pueden generar mucho estrés en una persona con TCA e, incluso, reforzar sentimientos de culpa y malestar que agraven la sintomatología. Por ello, deben evitarse comentarios sobre cuánto o qué come, sobre las calorías del alimento o sobre si es “sano” o “insano”.
- Evita los comentarios sobre el aspecto físico. En la mayoría de personas que sufren TCA existe una sobrevaloración de la imagen corporal. Quien sufre estos trastornos tiene intensamente asociado el aspecto físico con la valía personal. Por ello, deben evitarse comentarios sobre el aspecto físico de la persona, sobre nuestro cuerpo o el de terceros.
- Evita comentarios que estigmatice su salud mental (Ej. “eso es absurdo”, "te estás comportando como una loca”, “lo que estás haciendo es una tontería”, "nos estás amargando la vida”) o que invaliden sus emociones (Ej. “Deja de pensar en eso”, “no es para tanto, otros están peor que tú”, “está todo en tu cabeza, no le des más vueltas”. Esto último además transmite el mensaje de que estamos menospreciando sus problemas, agravándolo aún más.
- Debe respetarse la intimidad y los tiempos del paciente. Si presentan comportamientos patológicos será algo que se trabaje en terapia y sobre lo que se deberá notificar al terapeuta, pero no es recomendable hacer comentarios ni prohibir a la paciente que los haga.
- Ten paciencia. Los Trastornos del Comportamiento Alimentario son enfermedades mentales graves y complejas que suelen cursar con recaídas. No esperes que los cambios sean inmediatos, el aprendizaje de nuevos hábitos más saludables y otras formas de gestionar las emociones se va consiguiendo progresivamente.
- En caso de duda, pregunta. No tienes por qué tener la respuesta a todo. Eres humano. Tener comunicación con él es muy importante. Pregúntale qué puedes hacer para que se sienta más cómodo o apoyado y contacta con el terapeuta siempre que lo necesites.
- No descuides la relación familiar. Es posible que el adolescente, al estar pasando por un momento complicado, pueda mostrarse irritable o con un estado de ánimo bajo. Planea actividades divertidas o agradables para demostrarle que tienes interés en que tengáis una buena relación y un clima familiar que favorezca el tratamiento.
- No olvides que tú no eres responsable de su recuperación y, aunque puedas jugar un papel importante apoyándola en este proceso, no tienes el deber de "hacer que se cure".
- Recuerda cuidarte a ti también. Ayudar a una persona con TCA no siempre es fácil. Si notas que tu salud mental se está viendo afectada, no temas buscar ayuda. Tú también mereces apoyo y atención, y cuanto mejor te encuentres emocionalmente, podrás apoyar a tu hijo de una forma más efectiva.
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