No te preocupes que aunque los niños pierden agua más fácilmente, por ejemplo, por sudar mucho no sufrirán una deshidratación.
Sólo en caso de un cuadro de diarreas y vómitos continuados se puede provocar una pérdida grande de agua que no se va reponiendo. Por eso, en este caso es muy importante que beba mucho líquido.
Hay algunos signos muy fáciles de reconocer en un bebé que padezca una deshidratación, como:
Los casos de deshidratación leve se comprueban pesando al bebé, que sufre una pérdida de alrededor del 5% de su peso.
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Las fontanelas, las zonas blandas del cráneo del bebé, se ven hundidas.
Orina poco, mucho menos de lo que suele orinar habitualmente y la orina es de color más oscuro. Puede pasar varias horas sin hacer pis.
Las deposiciones secas y duras son un síntoma de falta de agua.
Boca con labios y lengua secos, ojos y piel reseca. Cuando se pinza la piel entre los dedos ésta no vuelve a su forma original.
El bebé puede mostrarse menos activo de lo habitual, soñoliento y apático.
El tono de la piel se vuelve pálido, incluso puede tornarse grisáceo.
Si notas que tu bebé padece alguno de estos síntomas de pérdida de líquido, debes acudir inmediatamente al médico.
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