Un diagnóstico precoz de la alergia, atenúa en parte los posibles daños provocados por este trastorno, hay que pensar que una simple alergia, con el paso de los años puede convertirse en una problemática alergia respiratoria.
Para descubrir que el niño tiene alergia, el especialista o alergólogo analiza el historial del niño junto a una exploración médica a fondo, esto unido a las explicaciones de los síntomas por parte de la mamá, serán una de las claves para reconocer dicha alergia. Las pruebas de la alergia son muy específicas, utilizan unas agujas con las que introducen en la piel una serie de posibles sustancias alergénicas, para ver qué reacción presenta la zona donde se ha inyectado y así, determinar que tipo de alergia es. Estas pruebas son fiables y no ocasionan daño alguno al pequeño, incluso, dependiendo del caso, las pruebas se pueden realizar a los pocos meses de edad del bebé. Pero esta opción generalmente se usa cuando hay predisposición hereditaria. Como norma general, los especialistas siempre recomiendan realizar las pruebas de la alergia cuando son un poco más mayores.
Existen varias normas para la prevención de posibles alergias, estas normas ayudan en parte a que el niño se sienta mejor. Dependiendo de la alergia, los tratamientos a seguir serán distintos, una posible vacuna antialérgica, un sistema de conducta, etc.
Existen en la red varías páginas que nos informan muy detalladamente sobre las alergias y como debemos actuar frente a ellas. Tenéis a vuestra disposición los enlaces de estas páginas.
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