Resulta necesario vigilar, desde el mismo nacimiento y especialmente durante el primer año de vida de tu hijo, la existencia de problemas visuales. Aunque ciertas anomalías nos llevan a consultar a un especialista, otras resultan más difíciles de detectar.
Observando tú misma la visión de tu bebé, y manteniéndote atenta a las observaciones que puedan realizar los abuelos o educadores, consulta al oftalmólogo si adviertes alguna de las señales que te contamos a continuación. Debes consultar a un oftalmólogo pediátrico si:
- No logras captar la mirada de tu bebé o si él no se anima al verte.
- Se le enrojecen los ojos o notas que le molesta la luz.
- Se frota los ojos de manera sistemática o se pone las manos delante de los mismos.
- Presenta extraños movimientos de los ojos y de la cabeza.
- Sus ojos no están paralelos a los tres meses.
- Aprecias un reflejo anormal en el centro del ojo o tienes alguna duda sobre su transparencia.
- Cumplido un año una pupila es más grande que la otra o el blanco del ojo (las escleras) tienen un aspecto azulado.
- No abre y cierra los párpados a la vez o uno de sus párpados está más caído.
- Un ojo le llora o se le infecta con frecuencia.
- Su desarrollo motriz no progresa adecuadamente.
Antes de los seis meses debes llevar a tu bebé a un control visual aún cuando no percibas ningún signo especial de alerta, siempre que:
- Sea prematuro.
- Necesite ayuda respiratoria con oxígeno.
- Haya padecido sufrimiento fetal durante el parto.
- Tú, el padre o los hermanos de tu bebé tengan problemas de visión.
En Bebés y más | Problemas de visión infantil Más información | American Academy of Ophthalmology (en español)