Nuestra compañera Eliana nos informaba hace unos meses del estudio publicado en la revista Archives of Disease in Childhood sobre que la tendencia de los niños y adolescentes a permanecer despiertos por más tiempo estaría asociado a niveles crecientes de obesidad. Pues bien, hace escasos días otro estudio realizado por un equipo de investigadores de la Universidad Northwestern de Illinois (EEUU) y publicado en la revista Child Development, nos ofrece más datos sobre lo mismo, dormir poco favorece la obesidad.
Los resultados de esta investigación que duró más de cinco años y en la que participaron 2.281 niños de entre 3 y 12 años, las causas pueden encontrarse en el desequilibrio hormonal que se produce por el descanso insuficiente. Cuando estamos despiertos, las hormonas que favorecen el apetito se activan, mientras que las que se activan mientras dormimos se ponen en funcionamiento las hormonas que inhiben el apetito. Según los expertos, los niños de entre 3 y 8 años, sólo durmiendo una hora más reducen entre un 30 y un 36% la posibilidad de ganar peso, mientras que los de 9 a 12 años las reducen hasta en un 34%.
Descansar poco provoca que el estado físico no sea óptimo, que haya más necesidad de descansar y menos fuerzas para realizar ejercicio, estar más horas despierto brinda la posibilidad de comer más veces, siendo el picoteo a lo que más se acude, favoreciendo la ingesta de alimentos muy calóricos.
Aunque las conclusiones del estudio no afirman que haya relación directa entre la falta de horas de sueño y la obesidad, si se encuentran factores que la favorecen.
El descanso nocturno, además de ser necesario para reponerse de las actividades del día y aportar un estado de salud óptimo, garantiza múltiples beneficios a largo plazo.
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