Cada año, un total de cincuenta familias acuden a la Escuela de Padres que la Unidad de Salud Mental Infantil y Juvenil del Reina Sofía puso en marcha para tratar problemas como el síndrome del niño emperador.
A través de varias sesiones semanales, los padres dialogan y debaten sobre los temas que afectan principalmente en la conducta de sus hijos, mientras, los niños son asistidos por los psicólogos o psiquiatras de la Unidad de Salud Mental. La idea es mostrarles a los padres el camino adecuado para eliminar los problemas y alcanzar una adecuada relación afectiva con sus hijos mediante la enseñanza de cómo deben comportarse evitando que el niño les gane terreno. Los progenitores deben ganarse el respeto del niño y esta es sin duda una tarea, en ocasiones ardua.
Uno de los problemas más frecuentes de este centro, según las palabras de uno de los doctores que allí ejercen, es la problemática que presentan algunos padres en la negación absoluta de formar parte de la escuela de padres. Dejan al niño para que los médicos lo traten y creen que ellos no son parte del problema, por tanto no asisten a dichas clases. Precisamente este comportamiento muestra la necesidad de aprender a ser padres.
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