Gráficas de crecimiento y percentiles: cómo interpretarlos para saber si tu hijo está creciendo bien

La valoración del crecimiento es una parte fundamental de las revisiones del niño sano. Para ello, los pediatras nos apoyamos en unas gráficas de crecimiento. Con frecuencia acuden muchos padres a la consulta preocupados por saber si sus hijos crecen con normalidad o no, e interesados por saber en qué percentil están.

Pero, ¿qué son en realidad los percentiles? ¿para qué nos sirven? ¿Qué utilidad tienen las gráficas de crecimiento? ¿Qué importancia tiene tener un percentil u otro?

Las gráficas de crecimiento

Las gráficas o curvas de crecimiento se elaboran con las mediciones de amplios grupos de niños sanos de distintas edades o midiendo a un grupo de niños durante su infancia.

Estos datos se someten a métodos estadísticos y se diseñan unas curvas de crecimiento. Tenemos gráficas para diferentes mediciones, las más habituales peso y talla y en los menores de 2 años también el perímetro cefálico.

Hay gráficas diferentes para niños y para niñas. También tenemos gráficas que analizan poblaciones diferentes (por ejemplo, gráficas de población española) o niños con determinadas características (como Síndrome de Down) o para prematuros, que crecen de manera diferente.

En el siguiente enlace se pueden consultar las gráficas de crecimiento de la OMS, que son las que más usamos en los últimos años.

Tablas de percentiles de estatura para niños y niñas (de 0 a 5 años)

Tablas de percentiles de peso para niños y niñas (de 0 a 5 años)

¿Qué son los percentiles?

Los percentiles son una medida estadística que nos indica cómo es un valor en relación a otros. En este caso, cómo es el peso, o la altura o le perímetro cefálico de un niño frente a otros de su edad y sexo.

Así, si una niña está en un percentil 50 de peso, significa que, de cada 100 niños de su edad y sexo, 50 pesan más y 50 menos. De igual manera, si un niño está en un percentil 25 de talla, significa que, de cada 100 niños de su misma edad y sexo, 75 serán más altos y 25 más bajos.

Más importante que un percentil aislado es ver cómo crece un niño o niña a lo largo de un periodo de tiempo.

¿Cuál es la importancia de conocer el percentil de un niño?

Una medida aislada sólo nos informa de cómo está un niño en un momento concreto en relación a otros niños de su edad. En la población hay niños altos y otros bajos, más o menos flacos, con la cabeza más grande o más pequeña. Así, un percentil 25 no es mejor ni peor que un 50, simplemente es una característica de cada niño.

Tampoco es una carrera, los niños que tienen percentiles más bajos no tienen que llegar a los más altos. Conviene tener en cuenta además que, más importante que un percentil aislado es ver cómo crece un niño o niña a lo largo de un periodo de tiempo.

Habitualmente consideramos “normales” los percentiles entre el 3 y el 97 y cuando tenemos valores fuera de estos rangos, debemos estar alerta (aunque hay niños sanos que pueden crecer en percentiles inferiores al 3 o superiores al 97). De igual manera, si un niño o niña cae de repente de percentil o, por el contrario, sube mucho, debemos de descartar posibles patologías.

¿De qué depende el crecimiento de un niño?

El crecimiento depende sobre todo del potencial genético y del sexo. Así, padres altos suelen tener hijos altos y padres bajitos hijos bajitos. Además, influyen también otras variables como la nutrición, el ejercicio físico o determinados problemas de salud.

Los pediatras, mediante una sencilla fórmula matemática podemos estimar el crecimiento final de un niño o niña en función de la altura de sus padres (lo llamamos talla diana).

También es importante saber que influye el ritmo madurativo. Así, hay niños que crecen más lento pero su altura será normal pues estarán creciendo más tiempo (es frecuente que a sus padres les pasase lo mismo).

¿Cómo es el crecimiento normal de un niño?

La genética no influye apenas en el crecimiento del bebé durante el embarazo; este crecimiento depende más de la nutrición y del aporte de oxígeno que haya recibido a través de la placenta, así como del espacio que haya tenido para crecer. Tras el nacimiento, durante los primeros meses de vida, el factor que más influye es la nutrición, y progresivamente va ganando peso la genética, colocándose los niños en su “carril de crecimiento”, la línea que seguirán hasta la pubertad.

El crecimiento durante los tres primeros años de vida es muy rápido. El peso aumenta mucho los primeros meses de vida, duplicando el peso al nacimiento en torno a los 4-5 meses de vida y triplicándolo al cumplir el año.

La talla también aumenta rápidamente (los padres lo notan mucho en la ropa) y es que a lo largo del primer año suelen crecer hasta 25 cm. El segundo año la suelen aumentar en 10-12 cm y el tercero en 8cm.

A partir del segundo- tercer año de vida y hasta la pubertad, el crecimiento se estabiliza y es más lento. Los niños suelen crecer 5-7 cm al año y ganan unos 2-3 kg al año. Posteriormente con la pubertad, llega de nuevo una etapa de crecimiento muy rápido, que supone unos 25-30 cm en los chicos y unos 23-27 en las chicas.

¿Cuándo deberíamos realizar pruebas o hacer un seguimiento más estrecho del crecimiento?

Cuando la talla es inferior al percentil 3, cuando el crecimiento se estanca a lo largo de varios meses o si es mucho menor de lo esperable por la talla de sus padres, es probable que hagamos más mediciones y que necesitemos realizar alguna prueba complementaria. Esto es importante para detectar posibles enfermedades que conlleven un retraso del crecimiento.

El crecimiento de la cabeza

Durante los primeros dos años de vida, además del peso y la talla medimos el perímetro craneal colocando una cinta métrica alrededor de la cabeza. También tenemos gráficas de crecimiento del perímetro cefálico.

Es importante medirlo pues refleja de alguna manera el crecimiento cerebral; el cerebro pasará de 350 g de peso en el recién nacido hasta los 1.350 gramos al llegar a la etapa adulta. La mayor parte del crecimiento de la cabeza sucede los primeros 3-4 años de vida y especialmente el primer año. Los niños pequeños son “cabezones” porque la cabeza supone una porción importante de la talla total.

Aunque muchas de las microcefalias (cabezas pequeñas) y macrocefalias (cabezas grandes) son herencia familiar (alguno de los padres, o los dos también tienen la cabeza grande o pequeña), los percentiles por debajo del 3 o por encima del 97 o cambios bruscos en los mismos pueden ser debidos a determinadas enfermedades.

El índice de masa corporal

Además de valorar cada medida de manera individual, es importante que relacionemos la talla con el peso. Para ello, tenemos el índice de masa corporal, que se calcula con una sencilla fórmula (dividiendo el peso entre la talla elevada al cuadrado), y nos da una idea de la proporción entre peso y talla y del estado de nutrición del niño. Para los menores de 2 años, por sus características diferentes, tenemos otra fórmula.

¿Es importante la hormona de crecimiento?

La hormona del crecimiento regula el crecimiento durante los primeros años de vida, especialmente a partir de los 6 meses (ya hemos comentado que al principio la nutrición es el factor más importante).

Pero intervienen además otras hormonas y otros factores. Los casos de talla baja por falta de hormona de crecimiento son pocos. En estos casos, así como en alguna patología muy concreta, el endocrino pediátrico valorará administrar hormona de crecimiento como tratamiento.

Como padre, ¿debo preocuparme por el percentil en el que está mi hijo?

Como hemos visto a largo del artículo, los percentiles nos dan mucha información, pero es importante saber interpretarlos. A mí me gusta explicar a los padres en la consulta qué son y su significado, pero no debemos obsesionarnos con ellos y ni siquiera es un dato que como padres debamos retener. Somos nosotros, los pediatras, los que debemos estar atentos a las gráficas de crecimiento de vuestros hijos para detectar a tiempo posibles problemas.

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