Como padres, muchas veces no somos conscientes de que nuestros hijos son esponjas y espejos. La pandemia, por ejemplo, ha abierto tantos frentes, que la gran mayoría no nos hemos parado a reflexionar cómo los niños han digerido ese miedo que todos tuvimos al principio, cuando sabíamos muy poco sobre a lo que nos estábamos enfrentando.
Tampoco hemos sido conscientes de que poco a poco tanto las restricciones como nosotros nos hemos ido relajando, pero ellos no. Muchos siguen con esos mismos temores intactos, con las voces de los periodistas hablando de los muchísimos fallecimientos en sus mentes, cuando a veces parece que gran parte de la sociedad lo ha olvidado. Este hilo es una muestra perfecta de ello, y por eso os invitamos a leerlo.
Ha llegado el momento de superar los miedos y recuperar el tiempo perdido
Confieso que leerlo fue como un baño de agua fría. He estado tan pendiente de proteger a mi familia, de que las niñas usen el gel, que se laven las manos, que la mayor no se quite la mascarilla, de opinar en voz alta sobre un tema sobre el que hemos recibido una sobredosis de información, que no me he puesto a pensar en que no hemos parado de alimentar sus miedos desde hace casi 2 años.
El miedo, ese sentimiento que nos ayuda a autoprotegernos, pero que también nos hace vulnerables a lo desconocido. No hay día en el que no dejen de oír sobre positivos, confinamientos, aislamientos, antígenos, vacunas y demás, así que en el momento en el que el monstruo malo del cuento aparece en casa, y está dentro de nosotros, ¿cómo esperamos que lo gestionen?
Tenemos que calmarnos, especialmente cuando estamos con los niños. Sobre la responsabilidad que hay que tener cuando estamos viviendo una situación así, son ellos quienes nos han dado una lección abrumadora, así que, si como dicen los expertos, nos vamos a contagiar todos, debemos prepararles para que se lo tomen con tranquilidad y ese posible episodio no haga más mella en su vida.
Sin duda, es un mensaje que toca un tema del que muy poco se ha hablado. Los niños también se preocupan, también se deprimen y también necesitan que cuidemos de su salud mental. Tanto padres, como profesores y gobernantes (sí, algunos de los cuales siguen pensando que cerrar los parques infantiles es una buenísima idea), debemos mirar hacia nuestros hijos y tal vez, reflexionar en cómo podemos recuperar estos dos años de infancia, en la que la única preocupación debe ser qué disfraz elegir para el carnaval o qué amigos invitar al cumpleaños.
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