Una de las dudas de los padres recientes cuando acaban de bañar a sus bebés es la relativa al cuidado y la higiene de los oídos, porque hay veces en que ven pielecitas muertas en la oreja y cera saliendo del oído. En las tiendas no venden nada concreto para limpiarlo más allá de los típicos bastoncitos y muchos padres han oído que es mejor no hacer nada.
Sin embargo, les da cosilla llevar a los niños así, con esa cera ahí pegada, asomando, y muchos acaban haciendo uso de ellos, de los bastoncillos. Por eso hoy os dejamos con las cuatro razones por las que no deberías usar bastoncillos para las orejas de tu bebé.
1. Con los bastoncitos la cera puede irse hacia adentro
Mirad el conducto auditivo de vuestros bebés o de vuestros hijos. Es diminuto, ¿verdad? Eso quiere decir que si metéis un bastoncito para limpiar las orejas no podéis hacer mucho más que empujar la cera hacia adentro.
Esto provoca que se vaya quedando al final, que se vaya compactando, y que todo acabe en un tapón de cera que además de molesto para el niño, es relativamente complicado de extraer.
2. Que le hagas daño
Otra de las posibilidades es que le hagas daño de algún modo. Que lo introduzcas más de lo que querías y dañes el conducto del niño, o que se mueva bruscamente y esto le provoque alguna lesión.
3. Que quede afectada la piel del conducto auditivo
La cera es una secreción que se produce en el oído que tiene como misión protegerlo de sustancias que puedan entrar, e incluso de insectos. A medida que se va produciendo se va expulsando hacia el exterior y es ahí donde debe limpiarse, cuando la vemos fuera.
Si metemos bastoncitos la piel del conducto auditivo puede descamarse, sentirlo como una "agresión" y empezar a producir más cera para defenderse. Esto, obviamente, sería un problema mayor: meter un bastoncito para quitar la cera y ver que en vez de tener menos, con el tiempo tiene más.
4. Que aprendan que eso es para los oídos
¿Qué hacen los niños cuando ven un móvil? Ponérselo en la oreja y hacer que hablan. ¿Qué hacen cuando ven un peine? Tratar de peinarse. ¿Qué harán entonces cuando cojan un bastoncito de los que usamos para las orejas? Metérselo en el oído.
Uno de los grandes peligros es que aprendan que se utilizan para los oídos, que sepan que hay que meterlos dentro y que ellos mismos lo hagan. Ellos no saben qué están haciendo, no saben hasta dónde pueden o no meterlos y no saben que ahí dentro hay una estructura muy importante y relativamente frágil que se llama tímpano, que es mejor no tocar. Así que, como no lo saben, son capaces de hacerse mucho daño.
Entonces, ¿cómo le limpio a mi hijo los oídos?
Pues como dijimos hace un año: con el codo. O sea, de ninguna manera. Los oídos no se limpian porque para eso está la cera.
Lo único que tenemos que hacer es dejar que les caiga un poco de agua en la ducha por la cabeza, para que de paso entre y salga un poco por el oído. Entonces, cuando les secamos la cabeza, con la misma toalla secamos las orejas y un poco la salida del oído hasta donde nos permita el grueso de la toalla y nuestro dedo, o sea, casi nada. Así limpiamos lo que haya podido salir y no le hacemos daño innecesariamente.
Foto | Rumpleteaser en Flickr
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