Ante todo debemos asegurarnos de que las gafas sean irrompibles, así nuestro hijo no vivirá además con el temor de que se puedan caer y romperse accidentalmente. Aunque no lo parezca, supone un pequeño trauma dependiendo de los padres que, ante este tipo de accidentes ponen el grito en el cielo por el dinero invertido en ellas, por tanto que sean irrompibles es una buena solución.
La montura de las gafas debe ser ligera y a la vez resistente a los golpes, dependiendo de la edad del niño los golpes son algo habitual, además hay que pensar que es un objeto que tiene que llevar en su carita y acostumbrarse a él, no es fácil. Hacer partícipe al niño en la elección de las gafas es muy recomendable, ya que si debe llevarlas, es mejor que le gusten en cuanto al aspecto y al color. Cuando son pequeños quizá no tienen un gran sentido de la estética, pero eso no debe preocuparnos, lo verdaderamente importante es que las lleve y se sienta cómodo con ellas. Nosotros como padres tenemos que acatar la preferencia del niño, esto propicia una mejor asimilación a la hora de usar las gafas.
Intentar darle a conocer personajes famosos, reales y de caricatura que llevan gafas es también muy recomendable, es una manera de que el niño identifique el uso de las gafas con algo cotidiano, que incluso los más célebres personajes las llevan, como es el caso de Harry Potter.
Ante todo, a la hora de comunicar al niño que tiene que usar gafas, el oculista puede ser una gran baza e influir en gran medida la autoridad que denota este especialista. Como no es la primera vez que tiene que convencer a un niño para que se ponga las gafas, es posible que tenga las palabras adecuadas.
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