Sabemos que la cantidad de horas de sueño que tengan nuestros hijos algo muy importante que debemos respetar, pues además de tener un buen descanso, les ayuda en su desarrollo y a mejorar su calidad de vida, así como su salud mental y física.
El dormir menos horas de las necesarias puede afectar en su desarrollo y tener consecuencias a largo plazo. Ahora un estudio reciente nos muestra que si los niños duermen menos horas de las necesarias podría aumentar el riesgo de padecer diabetes tipo 2.
El estudio fue realizado por la Universidad St. George en Reino Unido, con la finalidad de encontrar la relación entre la cantidad de horas de sueño en los niños y la posibilidad de padecer diabetes tipo 2 en el futuro. Para llevarlo a cabo se contó con la participación de 4.525 niños de diferentes razas y que tuvieran 9 o 10 años de edad.
Se le pidió a los padres de los niños que indicaran la cantidad de horas que dormían sus hijos, desde que se acostaban en la cama hasta la mañana siguiente cuando se levantaban para ir a la escuela. En promedio los niños dormían 10 horas por noche y el 95% dormía entre 8 y 12 horas.
Además, se tomaron muestras de sangre, así como las medidas físicas de cada niño (estatura, peso, presión sanguínea), y los distintos marcadores utilizados para el estudio se ajustaron de acuerdo a la edad, mes, sexo, raza y nivel socioeconómico de cada niño.
Tras analizar todo, se encontró una relación entre los patrones de sueño y los indicadores de riesgo de padecer diabetes. Se encontró que los niños que dormían menos horas tenían más probabilidades de tener índices de masa corporal más altos y resistencia a la insulina, que son factores de riesgo para la diabetes tipo 2. Por el contrario, los niños que dormían más horas tendían a pesar menos y a tener una resistencia menor a la insulina.
¿Cuánto deben dormir los niños?
Además de los resultados de este estudio, el no dormir las horas necesarias puede afectar en otros aspectos la vida de nuestros hijos. Recordemos primero cuánto deben dormir los niños según su edad:
- Niños de 4 a 12 meses: 12-16 horas
- Niños de 1 a 2 años: 11-14 horas
- 3 a 5 años: 10-13 horas
- 6 a 12 años: 9-12 horas
- 13 a 18 años: 8-10 horas
Basándonos en estas recomendaciones debemos crear una rutina diaria para que se consigan tener siempre las horas necesarias para un buen descanso. Partiendo de esto podemos calcular cuál es la mejor hora para que cada niño se vaya a la cama y así garanticemos que duerman lo suficiente.
Consejos para crear una rutina antes de dormir
Un punto importante que considero necesario mencionar, es que cada niño es diferente. Si bien la lista que mencioné nos sirve como guía, habrá días en los que por alguna razón nuestros hijos necesiten dormir más o menos de lo indicado.
Una manera fácil de hacer que nuestros hijos se acostumbren a acostarse a sus horas, es el crear desde bebés una rutina antes de dormir y apegarse a ella. Esto último es muy importante, ya que en ocasiones el cambio de rutina puede ser motivo de estrés para un niño y provocarle confusión o incomodidad. La rutina para prepararse para dormir puede ser muy fácil, especialmente si la iniciamos cuando aún son bebés. Por ejemplo: después de cenar le damos un baño y quizás un masaje o le leemos un cuento (según la edad que tenga).
Parte de la rutina es el crear el ambiente propicio para el sueño. Cuando son bebés intenta bajar un poco la voz y de ser posible atenuar la luz de su habitación. Puedes también probar el ponerle música relajante con alguna aplicación de tu móvil.
En el caso de los niños un poco mayores es importante continuar la rutina. Un aspecto importante a considerar independientemente de la edad que tengan nuestros hijos es el uso de pantallas antes de dormir. Lo recomendable es apagar pantallas en toda la casa una hora antes de acostarnos, pues está comprobado que son enemigas del buen sueño.
Otro aspecto importante a considerar para la hora de dormir es la alimentación, pues ciertos alimentos pueden alterar la calidad del sueño. Evita alimentos grasosos y alimentos con muchas especias. También debes evitar los alimentos dulces, así como los refrescos y alimentos ricos en cafeína. Lo ideal es cenar una comida ligera y con bajo contenido en grasa.
Fotos | iStock
Vía | Parents
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