El lavado de manos utilizando agua y jabón es la medida más eficaz para prevenir el contagio de muchas enfermedades, entre ellas el nuevo coronavirus. Pero cuando no es posible hacerlo así, desinfectarse las manos con un gel de hidroalcohol puede ser una buena alternativa, si bien es importante hacerlo correctamente.
Y es que un mal uso de este producto puede conllevar la aparición de lesiones en la piel, especialmente ahora en verano. También es importante saber cómo conservarlo y manipularlo para evitar accidentes.
Resolvemos estas cuestiones con ayuda de los expertos y con los consejos de la doctora María Jesús Esparza, portavoz de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), que nos ofrece algunas indicaciones para aplicar correctamente el producto sobre la piel de los niños.
Un mal uso puede conllevar riesgo de lesiones en la piel
Los geles de hidroalcohol están elaborados principalmente por alcohol etílico (entre el 60-85%) y agua, aunque también se incluyen otros compuestos como la glicerina, que ayuda a hidratar la piel y a minimizar los riesgos de reacciones adversas. Algunos geles incluyen además aromas o perfumes.
Por lo general, estos geles suelen ser bien tolerados si se utilizan en las dosis recomendadas, pero cuando se aplican grandes cantidades o de forma muy frecuente pueden aparecer problemas en la piel, como enrojecimiento y sensación de quemazón.
Las probabilidades de daño dermatológico se multiplican si el niño (o adulto) tiene problemas de piel previos, como dermatitis atópica, psoriaris o cualquier otra patología o alteración. En estos casos, es necesario consultar con el dermatólogo o el pediatra, y mantener siempre la piel muy hidratada o incluso aplicar cremas reparadoras.
No obstante, la Dtra. Esparza nos recuerda que si se tiene acceso al lavado de manos con agua y jabón el uso de estos geles no debería ser la opción prioritaria, especialmente en el caso de los niños. Además, para que la limpieza sea efectiva debe contener al menos un 60% de alcohol, aplicarse durante unos minutos y de forma extensa por toda la mano y dedos, y hacerlo siempre que no haya suciedad visible.
Gel de hidroalcohol y exposición solar: ¿mala combinación?
Una vez tenemos claro cómo aplicar el gel de manera correcta para evitar problemas en la piel, quizá se nos plantee otra duda ante la llegada del calor y la exposición solar: ¿qué ocurre si aplicamos este producto a nuestro hijo estando en la playa o la piscina? ¿Podríamos provocarle quemaduras en la piel por efecto del sol?
Hace unos días, la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) publicaba un artículo sobre este tema y nos advertía de que el efecto secante de los geles de hidroalcohol puede llegar a irritar la piel si se aplica antes de exponerse al sol, pero no provocar inflamación.
"Al aplicarlos sobre la piel, el alcohol se evapora con rapidez en unos minutos. La exposición de las manos a la luz solar en condiciones habituales no va a desencadenar la inflamación en la piel donde se ha aplicado el gel" - puede leerse en el artículo.
Por eso, si la piel sufriera algún daño tras aplicar el producto y exponerse al sol debería pensarse en la posibilidad de que el gel tuviera algún componente adicional no necesario para el efecto antiséptico que se persigue.
Por ello, y tal y como comentábamos en el punto anterior, lo más recomendable es utilizar siempre que se pueda agua y jabón para desinfectar las manos, y más especialmente si vamos a exponernos al sol. Desde la AEDV también recomiendan la aplicación de cremas emolientes y protectores solares para prevenir el enrojecimiento de las manos a la hora de usar gel desinfectante antes de la exposición solar.
Y sobre todo, tanto si se usa gel como si no, recordemos la importancia de proteger correctamente la piel de los niños con cremas protectoras adecuadas a su tipo de piel y edad.
Consejos para conservar sin riesgos el gel de hidroalcohol
Y ya por último os compartimos algunos consejos relacionados con la correcta conservación y manipulación de este tipo de productos elaborados a base de alcohol (entre el 60-85%), pues las altas temperaturas pueden conllevar riesgos asociados.
Recordamos que el punto de inflamación del alcohol se sitúa entre los 12 y los 17 grados, dependiendo de si estamos ante una concentración al 100%, al 96% o al 70%. Esta característica física lo convierte en un elemento altamente volátil. Es decir, arde con relativa facilidad si entra en contacto con una llama o una chispa.
Es por este motivo que desde el Ministerio de Sanidad aconsejan guardar los geles y soluciones hidroalcohólicas alejadas de focos de calor como pueden ser superficies calientes, exposición solar directa, llamas abiertas, chispas o cualquier fuente de ignición. Así mismo, es recomendable almacenarlo en un lugar bien ventilado y fresco, evitando espacios donde se produzcan cambios de temperatura importantes.
Agradecimientos | Dra. María Jesús Esparza, portavoz de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap)
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