"Los niños con diabetes pueden llevar una vida normal con unos cuidados y controles básicos", afirma la endocrina Pilar Bahíllo

Aunque hay tipos diferentes de diabetes, la más habitual en la infancia es la diabetes mellitus tipo 1, que supone el 90-95% de los casos de esta enfermedad en los niños. 12.000 niños menores de 15 años conviven con la diabetes en nuestro país, y se diagnostican entre 1.200 y 1.500 nuevos cada año, según señala la doctora Pilar Bahíllo Curieses, de la Unidad de Endocrinología Pediátrica del Hospital Clínico Universitario de Valladolid.

La experta explica que su diagnóstico condiciona la vida de los niños y sus padres pero que "llevando un buen control de la enfermedad los diabéticos pueden realizar las mismas actividades que el resto de niños de su edad, sin limitación en el día a día", a lo que ayudan los avances médicos como el sensor continuo de los niveles de glucosa en sangre o las bombas de insulina.

Síntomas en un niño de diabetes

La diabetes de tipo 1 (insulino dependiente) sucede cuando el páncreas no produce suficiente cantidad de insulina para regular los niveles de azúcar en sangre.

Es una definición de la experta en endocrinología que señala que los estudios internacionales muestran que la frecuencia ha aumentado en los últimos años, especialmente en los niños menores de cinco años, y España es el país con más casos del sur de Europa.

Puede aparecer a cualquier edad, aunque se encuentra un pico de incidencia entre los menores de cinco a nueve años y de nueve a 14 años.

Se asocia a complicaciones agudas, como las hipoglucemias y las hiperglucemias, aunque también puede provocar complicaciones a largo plazo o crónicas, afectando a los ojos, los riñones y pequeños vasos sanguíneos.

Hay varias señales de alerta que indican a los padres que tienen que consultar con el médico cuanto antes:

  • El niño con diabetes orina mucho (poliuria).

  • Bebe mucha agua (polidipsia).

  • Pierde el apetito.

  • Baja de peso de forma inexplicada.

  • En situaciones más avanzadas de la enfermedad puede presentar vómitos, dolor de abdomen, y alteraciones en su respiración.

Diagnóstico y tratamiento

Pilar Bahíllo explica que "la causa que provoca la diabetes no es del todo conocida":

"Se sabe que hay una predisposición genética a tener diabetes, pero también un factor ambiental, la mayoría de las veces desconocido, que desencadena la destrucción de las células del páncreas encargadas de la producción de insulina (células beta), con disminución progresiva de secreción de la misma".

Es muy sencillo de diagnosticar: mediante un pinchazo en el dedo se realiza la medición de los valores de glucosa en sangre (glucemia capilar). Una vez confirmada la hiperglucemia (valores altos de glucosa compatibles con el diagnóstico de diabetes) se realizarán otras analíticas.

Como se caracteriza por un déficit de insulina, la endocrina explica que el tratamiento consiste en la administración de insulina subcutánea a través de diferentes dispositivos: plumas de insulina, jeringuillas o sistemas de infusión subcutánea continua, más conocidos como bombas de insulina.

"A día de hoy, la única forma de administración de la insulina es pinchada, vía subcutánea".

Los hábitos de vida o la educación diabetológica también tiene un papel muy importante en el control de la enfermedad, según la doctora:

"Hay que vigilar la cantidad de hidratos de carbono que ingiere el niño y el ejercicio físico, a la par que se le enseña a llevar un autocontrol de la diabetes mediante la medición de cifras de glucosa y la toma de decisiones en función de los resultados que indiquen".

Sensor continuo de glucosa: una ayuda para normalizar la enfermedad

“El diagnóstico de diabetes conlleva una serie de cuidados y tratamientos, pero no impide que el niño con diabetes haga una vida normal”.

Es la contundente afirmación de la endocrina que añade que llevando un buen control de la enfermedad no implica limitaciones en el día a día:

“Tiene que cuidar la alimentación, comiendo sano y contando la cantidad de hidratos de carbono que ingiere, tiene que administrarse insulina y realizar ejercicio físico”.

Y en ese control y camino para vivir sin limitaciones es de gran ayuda la monitorización intersticial de glucosa; es decir, un sensor que se coloca bajo el tejido subcutáneo y ofrece lecturas de glucosa a través del móvil las 24 horas del día, un importante avance frente a las mediciones capilares (pinchazo en el dedo), que solo ofrecen lectura en el momento de la prueba.

De esta forma, los padres (y el niño cuando tenga edad), pueden monitorizar en todo momento los valores de azúcar en sangre de su hijo y así estar más tranquilos.

Además, este sistema implica una reducción del número de pinchazos a la vez que mejoran el control de la diabetes, ya que proporcionan mucha más información sobre su evolución, contribuyendo a mejorar la calidad de vida de los niños con diabetes y la de sus familias.

Algunos consejos para convivir con la enfermedad

La experta habla de:

  • Que los padres sigan detalladamente las instrucciones de su equipo de diabetes (médicos, enfermeras educadoras, nutricionistas) en lo referente a la alimentación y a las dosis de insulina a suministrar.

  • Procurar que sus hijos lleven una vida ordenada.

  • Que lleven un control de los niveles de glucosa de los niños y vayan tomando las mejores decisiones según los datos. De esta manera conseguirán el mejor control posible de la enfermedad y reducir la aparición de complicaciones de la diabetes.

  • Deben integrar la diabetes en sus vidas, haciendo un manejo lo más adecuado posible de la enfermedad.

Fotos | iStock

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