Nadie ya pone en duda que la Covid-19 ha tenido un enorme impacto psicológico en los niños, "especialmente por las alteraciones que ha provocado en su vida social". Así lo ha afirmado también la presidenta de la Asociación Española de Pediatría (AEP), María José Mellado, en el acto de presentación del II Congreso Digital de la AEP, que tendrá lugar hasta el próximo sábado día 5 de junio.
Pero la presidenta de la Sociedad de Psiquiatría Infantil de la AEP (SPI-AEP), la doctora Azucena Díez, afina más el problema al señalar que “en los Servicios de Pediatría de Atención Primaria y en las derivaciones a Salud Mental se ha observado un repunte de las consultas de niños y adolescentes".
En concreto, los pediatras advierten que desde otoño, se ha producido un incremento del 50% de las urgencias psiquiátricas, especialmente en adolescentes, se ha multiplicado por cuatro los ingresos y se han duplicado los trastornos alimentarios. Y advierten que de no tomar medidas “la Salud Mental es la segunda pandemia que se avecina”.
Síntomas y factores de riesgo psiquiátricos en los menores
"Ansiedad, síntomas de tipo obsesivo-compulsivo, depresión, autolesiones y somatizaciones" son los síntomas más comunes entre los niños y adolescentes tal y como explica la presidenta de la SPI-AEP.
En cuanto a los factores de riesgo, recogidos también en un documento de posicionamiento de la AEP de finales de mayo, Azucena Díez habla de:
Incertidumbre
Exceso de noticias
Distanciamiento social y familiar
Abuso de pantallas
Según la experta en salud infantil, en algunos casos:
“Hay que añadir las dificultades económicas y de conciliación de trabajo con el cuidado familiar, y las posibles situaciones de enfermedad propia, de familiares cercanos o incluso el duelo por fallecimiento de seres queridos, como los abuelos”.
Aumento de las adicciones
La presidenta de la Sociedad de Psiquiatría Infantil de la AEP, apunta también que “es probable que, en los próximos dos o tres años, surja un aumento brusco de todo tipo de consumos en jóvenes, lo que se está denominando ‘los nuevos locos años 20‘”.
Otro de los aspectos que más preocupa a los pediatras es la adicción a las pantallas, ya que los adolescentes son un grupo muy susceptible a desarrollar problemas relacionados con la dependencia a dispositivos de acceso a Internet.
Esta adicción se relaciona con diversos problemas psiquiátricos: ansiedad, depresión y problemas de atención, así como una dieta menos saludable y un mayor nivel de sedentarismo, sobrepeso y obesidad.
Medidas a tomar para remediar esta situación
A la espera de respuestas institucionales, Azucena Díez recomienda para reducir el impacto psicológico de la pandemia en niños y adolescentes:
Mejorar los sistemas de coordinación entre los equipos de atención primaria (pediatras y médicos de Atención Primaria que tratan adolescentes) y los servicios de salud mental.
Garantizar las clases presenciales durante toda la jornada el próximo curso escolar, ya que se ha demostrado que "la mayoría de las infecciones detectadas en las escuelas provenían del entorno domiciliar de los alumnos, y no tanto de transmisión en la propia escuela".
Fomentar las actividades de ocio. Una de las medidas más efectivas para evitar conductas adictivas a las pantallas consiste en garantizar el acceso a actividades alternativas saludables. Según la presidenta de la Sociedad de Psiquiatría Infantil de la AEP:
"Cuando los niños y adolescentes tienen oportunidad de pasar tiempo al aire libre con sus iguales y realizar actividades deportivas y de ocio, el tiempo dedicado a pantallas se reduce de forma notable".
Reconocer la especialidad de Psiquiatría del Niño y del Adolescente y la de Psicología Infantil en España.
Implantar programas de promoción de la salud mental.
Aprobar e implementar la Ley de Prevención del Suicidio, con apartados específicos para adolescentes.
Incrementar el número de especialistas en Psiquiatría Infantil.
Agilizar la vacunación contra la Covid-19. Según señala la presidenta de la AEP, la infección por coronavirus en los pequeños suele cursar con cuadros catarrales, sin más trascendencia, "pero en algunas ocasiones presenta una infección pulmonar, digestiva o un síndrome inflamatorio multisistémico de mayor gravedad”.
Se vacunará primeros a los niños en situación de riesgo con trastornos neurológicos relevantes o una condición asociada a déficit cognitivo; después, a aquellos con enfermedades crónicas y tratamientos inmunosupresores; en tercer lugar a los niños sanos de entre 12 y 15 años; y, por último, a los menores de 12 años.
Vía | Europa Press
Fotos | iStock
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