Participarán de forma voluntaria en la investigación unos 800 niños y alrededor de 200 embarazadas, población que principalmente está expuesta a estas sustancia a través de las amalgamas dentales y de ciertos alimentos, por ejemplo el pescado, la principal fuente que aporta metilmercurio al organismo. Se estudiará el desarrollo neurológico de diversos niños desde la gestación hasta los primeros años de vida para evaluar la exposición sufrida a lo largo del embarazo, pues está reconocida por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria la toxicidad del metilmercurio y sus efectos sobre el sistema nervioso fetal e infantil, afectando al aprendizaje, aunque reconoce que no hay estudios suficientes sobre la ingesta de este metal.
El doctor Juan Antonio Ortega, responsable de la Unidad de Salud Medioambiental Pediátrica de la Arrixaca, asegura que carecen de datos fiables sobre los beneficios y los riesgos tanto en mujeres embarazadas como en niños, por lo que es necesario este proyecto con el que lograr establecer las recomendaciones necesarias.
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