La explicación es sencilla, las zanahorias son ricas en caroteno, una sustancia que aunque está presente en numerosas frutas y verduras, es más notoria en este tubérculo. El bebé manifiesta ese exceso de caroteno especialmente en las plantas de los pies y en las palmas de las manos, en algunos casos algo más extremos también se puede percibir en su rostro. Esto no es malo para la salud del bebé, pero sí para su aspecto, además, un bebé de color amarillento o anaranjado puede provocar la sospecha de que presenta un exceso de bilirrubina, aunque esto es fácilmente detectable ya que cuando está presente la bilirrubina, el blanco de los ojos se torna amarillo mientras que con un exceso de caroteno en el organismo fruto de un excesivo consumo de vegetales, el blanco de los ojos no se altera.
Un consumo excesivo, aunque sea de alimentos sanos y beneficiosos también repercute riesgos, todo debe ser administrado en la medida adecuada. Si se da el caso en el que la piel del bebé cambia al color anaranjado, basta con reducir el consumo de zanahorias para que vuelva a su estado natural, aunque dependiendo de la incidencia puede tardar un par de meses.
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