Sólo uno de cada cuatro niños españoles juega diariamente al aire libre, y los pediatras alertan de la gravedad de esta situación

Sólo uno de cada cuatro niños españoles juega diariamente al aire libre, y los pediatras alertan de la gravedad de esta situación
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Los niños pasan muy poco tiempo al aire libre, y por desgracia, no es la primera vez que nos hacemos eco de esta triste realidad. Resulta realmente alarmante que sólo uno de cada cuatro niños de entre cuatro y 12 años juegue diariamente en el exterior.

La Asociación Española de Pediatría, precupada por este problema, recomienda a los padres que los niños estén en contacto con la naturaleza para proteger su salud física y mental. Y es que no somos conscientes de la cantidad de problemas y enfermedades crónicas que podríamos evitar si pasáramos más tiempo disfrutando del sol y el aire libre.

Los riesgos de no jugar al aire libre

La Asociación Española de Pediatría ha creado un Comité de Salud Medioambiental que tiene como objetivo mejorar la salud de los niños y adolescentes, apoyándose en la naturaleza y el aire libre y alejándoles de hábitos poco saludables.

Según datos de este Comité, los niños españoles de entre cuatro y 12 años pasan una media de casi mil horas al año delante de las pantallas, lo que supone 20 horas diarias en espacios cerrados.

El contacto con la naturaleza tiene múltiples beneficios físicos y mentales, pero sólo uno de cada cuatro niños juega al aire libre cada día, siendo aún peor en las grandes ciudades.

El contacto con la naturaleza mejoraría la salud de los niños y adolescentes con enfermedades crónicas, como diabetes y asma, ayudaría a controlar la obesidad y a prevenir la adicción al alcohol y otras drogas en los adolescentes.

A nivel neurocognitivo, el hecho de que los niños puedan jugar diariamente al aire libre mejoraría problemas de conducta, equilibraría los niveles de vitamina D (que ya hemos visto que existe un déficit preocupante entre la población) y les procuraría un mayor bienestar mental.

"El asma y las patologías respiratorias han duplicado su prevalencia desde 1980 y el 10% de los niños padecen asma; los trastornos del espectro autista, el déficit de atención y la hiperactividad afectan ya a uno de cada 80 recién nacidos vivos; el cáncer infantil y adolescente incrementa su incidencia entre el 1% y el 1,5% anualmente y otras enfermedades endocrinológicas como alteraciones tiroideas, diabetes o anomalías en la pubertad y el desarrollo también siguen una pauta ascendente"

"Eso por no hablar de la globesidad (obesidad global), cuya prevalencia en la población infantil es alarmante desde hace algunos años, llegando en algunas comunidades autónomas al 33% de los niños en edad escolar" - explica el doctor Juan Antonio Ortega, coordinador del Comité de Salud Medioambiental de la AEP

Todas estas enfermedades han sido señaladas por las autoridades sanitarias como trastornos relacionados con el medioambiente. Y lo que es más importante, "la mayoría de estas enfermedades son evitables procurando a nuestros niños entornos más saludables" - señala la doctora María José Mellado, presidenta de la AEP.

¡Que no nos frene el invierno!

Por ello, los propios pediatras y profesionales sanitarios, conscientes del papel que juegan como prescriptores de habitos saludables, están comenzando a alertar a los padres de los peligros que conlleva el déficit de contacto con la naturaleza, y prescribiendo tiempo y juegos al aire libre como solución a muchos de los problemas que actualmente presentan los niños de nuestra sociedad.

Fomentar los juegos al aire libre, las excursiones por la naturaleza y la práctica del deporte en familia son excelentes alternativas de ocio que todos los niños deberían poder hacer diariamente.
nieve

Quizá muchos piensen que estamos en una época del año en la que el frío puede impedir hacer todas estas cosas, pero nada más lejos de la realidad. Si los países nórdicos son conscientes de la importancia de disfrutar de la naturaleza aún con temperaturas extremas, ¿cómo no vamos a hacerlo nosotros?

Abriguemos bien a nuestros niños y dejemos el coche en casa. Disfrutemos de su compañía con un paseo matutino rumbo al cole, y a la salida, hagamos una parada en el parque y merendemos al aire libre. Dejemos que jueguen un ratito y hagan deporte, o practiquemos alguna actividad física con ellos.

Y cuando llegue el fin de semana, ¿qué mejor plan en estas fechas que pasar un día en la montaña? Admiremos la belleza del otoño, respiremos aire puro y si tenemos suerte, ¡disfrutemos con ellos de las primeras nevadas!

Correr, jugar, trepar por los árboles, recoger hojas o frutos secos, saltar en los charcos con unas buenas botas de agua, hacer los primeros muñecos de nieve... Todas estas experiencias resultan realmente divertidas para los niños, enriquecen a nivel familiar y, tal y como explican los pediatras, mejoran notablemente su salud. ¿Qué más se puede pedir?

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