Antes de invertir, hay que saber qué función cumple cada uno más allá de los bonitos diseños. La función de los dos es producir humedad para ayudar a que fluyan las secreciones que tienen los niños cuando están acatarrados, acelerando su recuperación. La principal diferencia es que el humidificador funciona en frío mientras que el vaporizador produce vapor caliente. Los humidificadores necesitan agua destilada y hay que mantenerlos muy limpios, porque, al no calentarse el agua, pueden proliferar más fácilmente bacterias u hongos. Pero tienen la ventaja que son más seguros porque no producen vapor caliente y por ende, no hay riesgos de quemaduras.
Los vaporizadores pueden funcionar con agua del grifo, porque al calentarse (a unos 100°) se eliminan posibles microorganismos. Producen vapor caliente de agua, por eso hay que tener extremo cuidado en el manejo de estos aparatos con niños alrededor. Hay que ponerlo siempre en el suelo, lejos del alcance de los niños y recomiendan usarlo antes de irse a dormir para evitar que quede encendido durante la noche y pueda causar algún accidente. Hay que limpiar una vez al mes la resistencia donde se va acumulando sarro. También permiten colocar bálsamos con esencias. Otra de las ventajas del vapo es económica, ya que, al producir calor, se verá beneficiada la cuenta de la calefacción.
Lo último son los humidificadores ultrasónicos como el Globo de Chicco, que son súper silenciosos y producen micro partículas de niebla que quedan suspendidas en el aire por más tiempo. Se puede regular el flujo de vapor y al ser en frío, se pueden utilizar también en verano. La desventaja es que son más caros.
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