Animar a tu hijo a leer, puede ser una ardua tarea, pero le puede proporcionar más facilidad para aprender, mejores notas en los estudios y un buen rato de diversión (aunque aún no lo sepa).
Leer es fundamental para adquirir conocimientos y esto debemos enseñárselo desde el ejemplo. Un hogar con libros y unos padres aficionados a la lectura, ayuda a que los niños estén más dispuestos a leer. Tu hijo te puede preguntar que por qué tiene que leer, y no hay que caer en el error de decirle que es para aprender a escribir mejor o para que no sea un ignorante, esto no les va a motivar de momento. El niño, cuando empieza a leer, está en edad de jugar y fantasear, por lo que sería conveniente responderle con algo que es cierto, por ejemplo, que los libros cuentan historias muy divertidas, que pueden hacerle soñar y que hacen mucha compañía, es decir, los libros son amigos insustituibles que siempre estarán esperando a que el pequeño lo tenga en sus manos.
También debe comprender que no es una obligación, sino todo lo contrario, leer es un placer, por eso debe elegir él mismo las lecturas que más le agraden y realmente le puedan divertir. Recomiéndale que lea en voz alta, esto le ayudará a afinar la entonación y reconocer las palabras.
El hecho de que tu hijo ya sepa leer, no implica que tú dejes de leerle. Al principio, cuando les cuesta pronunciar algunas palabras y leen a un ritmo muy lento, la historia no la comprenden bien, pero al leerle nosotros entienden el mensaje y disfrutan mucho más, despertando su interés y las ganas de leer.
Hazle partícipe del libro que tú estás leyendo, cuando encuentras un pasaje que te haya gustado, se lo lees, si ve que te satisface la lectura entenderá que es algo divertido y apasionante.
Intenta que lea en el momento más adecuado y permítele que elija entre varios libros, recuerda que tiene que tomarlo como una actividad de entretenimiento y no como una obligación.
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