No existe un manual para padres y madres, por lo que cada generación ha intentado hacer siempre lo mejor posible con la información y los recursos que se tienen en el momento. Naturalmente, las decisiones y recomendaciones de crianza han ido evolucionando, y muchas de las cosas que nuestros abuelos hacían con sus hijos quizás serían impensables hoy en día.
Con el paso de las décadas y los avances en el campo médico y psicológico, hemos sido testigos acerca de los cambios y mejoras en los consejos de crianza que recibe cada generación.
Y aunque hay muchas prácticas de nuestros padres y abuelos que todavía vale la pena hacer, hay otras que se han ido adaptando y cambiando con el tiempo. Estas son tres cosas que los padres actuales hacen mejor que las generaciones anteriores.
Mantienen una comunicación abierta con sus hijos
En generaciones anteriores, la vida familiar era una dinámica casi jerárquica, en la que los padres hablaban y los niños solamente escuchaban sin ser escuchados. Sin embargo, y gracias a los avances en psicología, hoy sabemos que la comunicación abierta entre padres e hijos es algo positivo.
Hemos aprendido, por ejemplo, que escuchar y validar las emociones de los niños es clave para criar adultos seguros y emocionalmente saludables, y que tomarles en cuenta ayuda a fortalecer su autonomía y confianza en ellos mismos.
Comparten la crianza
Aunque sin duda hay familias en las que el padre siempre ha sido una figura activa, lo cierto es que en el pasado la mayoría o todas las responsabilidades de la crianza y el cuidado de los hijos recaía en la madres. Hoy en día, la participación de los padres es más activa y esto es algo que ha aportado más felicidad a las familias.
Pero además de hacer más equitativa la división de responsabilidades en la crianza, los hijos también se han visto beneficiados con esto, pues estudios han encontrado que los bebés de padres que se involucran en la crianza aprenden más rápido y la presencia de él en el desarrollo de sus hijos puede traer grandes beneficios, como tener un mejor desarrollo del lenguaje, menos problemas de conducta y un mejor descanso.
Fomentan la individualidad
En décadas anteriores, los roles de género y las expectativas que había sobre los niños eran muy rígidas. Se esperaba, por ejemplo, que niños y niñas se ajustaran a los moldes de la época (ellos estudiaban y trabajaban, mientras que ellas se quedaban en casa) o que se apegaran a las tradiciones familiares (como estudiar la misma carrera que estudió el padre y el abuelo y el bisabuelo...).
Pero hoy en día, entendemos que debemos permitir que los niños exploren y experimenten para conocerse a ellos mismos y saber qué es lo que quieren ser y hacer, fomentando su creatividad e individualidad. Así, en lugar de apoyar tradiciones de antaño o tener expectativas poco realistas, se hace lo posible por apoyar las pasiones y talentos únicos de cada niño, pues entendemos que cada persona es un mundo y nadie viene a cumplir las expectativas de otros.
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