No todos los casos son iguales, existe la obesidad hereditaria, que hoy por hoy no se puede modificar, pero ya se han descubierto distintos marcadores asociados a los rasgos que se relacionan con la obesidad y seguro que en un futuro no muy lejano, éstos podrán ser manipulados para que el niño no sufra dicho problema.
La obesidad es una enfermedad fuertemente vinculada a los hábitos y al estilo de vida, sedentarismo y alimentación son dos grandes condicionantes. Sin embargo, la obesidad puede marcar a un niño antes incluso de nacer, unos padres obesos pueden transferir el problema a los futuros bebés, nacer con exceso de peso o incluso si la madre sufre adicción al tabaco, puede incidir en que el niño tenga posibilidades de sufrir obesidad. Si queremos ganar la batalla contra la obesidad, debemos atacar el problema desde la misma raíz y, ésta somos los padres.
Nosotros debemos mantener unos hábitos saludables y una dieta equilibrada que permita el adecuado desarrollo del futuro bebé, si realizamos todo lo que se encuentra en nuestra mano para que el niño no sufra determinados problemas, nosotros lo agradeceremos y él nos lo agradecerá creciendo sano y feliz.
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