Además de a través de la piel y el olor, me comunico con ella a través de la mirada.
Aunque al primer mes el bebé es capaz de ver objetos a un metro de distancia, enfoca mejor entre los 20 y 40 centímetros. Por eso, si nos colocamos a esa distancia y lo miramos fijamente podemos entablar una comunicación con él.
El recién nacido centra su atención en el contorno de los ojos y en el movimiento de nuestra boca.
También es capaz de reconocer la voz y la cara de la madre. Así que si le hablamos con voz suave mientras lo miramos a los ojos y sonreímos, podemos notar como el bebé presta atención e intenta también esbozar una sonrisa.
Al entablar comunicación con nuestro bebé recién nacido estamos creando un vínculo para el futuro. Además, no hay nada más bonito.
Por eso, aunque mi bebé no pueda decírmelo con palabras todavía, con sólo mirarla a los ojos puedo darme cuenta por qué llora, si está molesta, cansada o tiene hambre.
Tomarse unos minutos al día para hablar con vuestro bebé es un ejercicio que recomiendo y sugiero que más adelante, cuando pueda hablar con palabras, continúen haciéndolo.
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