Confirmada la sospecha: los hijos mayores son más inteligentes que los que llegan después

Siempre que alguien explica que educa a sus hijos igual, y que a todos los ha tratado del mismo modo surgen algunos interrogantes interesantes: ¿De verdad has hecho lo mismo con ellos, si el tiempo con cada uno no es el mismo? Y por otro lado, ¿de verdad es positivo para los hijos educarlos a todos por igual, siendo cada uno diferente y único?

Hoy vamos a entrar a hablar sobre la primera pregunta, y es que se ha confirmado una de las sospechas que muchos padres tienen, esa que dice que los primeros hijos son más inteligentes que los que llegan después, estadísticamente hablando (que siempre habrá excepciones).

Los más mayores tienen un CI más elevado

Investigadores de la Universidad de Edimburgo analizaron datos de la National Longitudinal Survey of Youth, una encuesta realizada a nivel nacional con niños desde antes del nacimiento hasta los 14 años, en que se analizó el entorno familiar y las condiciones económicas. Con casi 5.000 niños observados cada dos años, estudiando sus habilidades y su inteligencia, vieron que a la hora de leer palabras sueltas, nombrar objetos, comprender lo que leen y hacer juegos de lógica, los primogénitos obtenían mejores resultados, teniendo un cociente intelectual (CI) más elevado.

Esta diferencia se observó ya al año de vida, y se mantenía durante los primeros años hasta la entrada en el colegio. A partir de ese momento, las diferencias podrían ser menores, pero aún así seguían siendo estadísticamente significativas.

El tiempo que los padres pasamos con cada hijo

Dice un refrán que "Al primer hijo le lavas el chupete antes de dárselo, al segundo se lo limpias con tu boca y al tercero se lo pasas de una patada". Obviamente es una exageración de la realidad, pero no deja de ser cierto que el primero obtiene unas atenciones que los siguientes reciben en menor medida, o directamente apenas reciben.

Con el mayor, los padres comparten mucho tiempo, juegan juntos, hacen actividades como ir al teatro, leer muchos cuentos, buscar ambientes estimulantes, evitar la sobreestimulación de las pantallas, etc. Con el segundo, aunque siguen haciendo algunas de estas actividades, ya no son exclusivas para el segundo, sino compartidas, y la atención que recibe el pequeño difícilmente llega a equipararse en calidad ni en horas con la que recibió el mayor. Si a la ecuación sumas un tercer hijo, es probable que lo de ir al teatro suceda muy pocas veces, que lo tratar de estimular su cognición pase a un segundo plano y que los tres acaben más tiempo delante de la televisión o la tablet del deseable.

Que me lo digan a mí, a nosotros, que tenemos cientos de fotos del mayor, unas decenas del mediano, y unas cuantas del pequeño. Y confieso: apenas he jugado con Guim, así en exclusiva los dos (pasar ratos y tener conversaciones sí, muchas, pero lo de jugar...), pero no por no querer, sino porque no queda tiempo material. En mi casa somos dos adultos para tres niños pequeños (ahora ya no tan pequeños); por eso siempre le he dicho a Miriam que en casa nos falta un tercer adulto. Que lo de hacer un trío, si esa persona se queda en casa a echar una mano, no me parece tan mal.

Las madres parecen cuidarse menos en los siguientes embarazos

Según leemos en DailyMail, los investigadores del estudio, que ha sido publicado en la revista Journal of Human Resources, vieron también que algunas madres parecían cuidarse menos en los siguientes embarazos, siendo otra posible causa de la diferencia:

Las madres toman más riesgos durante el embarazo y son menos propensas a amamantar y proporcionar la estimulación cognitiva de los niños en este último nacimiento.

O lo que es lo mismo: parece ser que las mujeres pierden un poco el miedo a seguir ciertas conductas durante el embarazo (tabaco, alcohol, etc.), amamantan menos tiempo al más pequeño y se preocupan menos de la estimulación del bebé, si se compara todo con el primer hijo.

¡Pero los hermanos pequeños son más espabilados!

El estudio del orden de los hermanos y el carácter lleva muchos años arrojando datos curiosos, pero a menudo contradictorios. Que sí afecta, que no afecta, que los mayores son más así y los pequeños son más asá... La realidad es que hasta que no haya más estudios e investigaciones seguiremos en la duda, pero a mí me parece bastante plausibles las conclusiones de esta investigación que hoy os traigo.

De hecho, me parece lógico el título de un libro publicado en 2012: "Por qué los primogénitos quieren gobernar el mundo y los nacidos al final desean cambiarlo", que viene a explicar que los pequeños son los que más tienen que luchar por el tiempo de papá y mamá, por los juguetes, por poder ser uno más y tenido en cuenta, etc., mientras aprenden de los mayores todo lo que pueden y más. Dicho de otro modo: los siguientes hermanos son los niños que no solo aprenden de sus padres, sino también de los hermanos mayores.

Esto hace, en teoría, que sean niños con una gran inteligencia emocional; y desde hace unos años se sabe que a la hora de obtener éxito en la vida, la capacidad de las personas de relacionarse satisfactoriamente con los demás puede ser tan o más relevante que el cociente intelectual.

Fotos | iStock
En Bebés y más | ¿Cómo influye el orden de nacimiento de los hijos en su personalidad?, Los primogénitos son más inteligentes, ¿Por qué existen los hijos favoritos?

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