Las personas con alta inteligencia emocional son personas que, entre otras habilidades socioemocionales, demuestran empatía hacia los demás. Pero no solo consiste en hacerle saber al otro que estamos siendo empáticos, sino en demostrarle que puede abrirse a nosotros.
Esto por supuesto se consigue a través de las palabras y de los actos, pero también a través de la comunicación no verbal. Los gestos son tan poderosos que podemos decir en palabras una cosa y nuestro cuerpo decir lo contrario, volviendo el mensaje incoherente y poco creíble.
Para ello, hay un gesto de comunicación no verbal que usan las personas con alta inteligencia emocional para demostrar empatía que es inconfundible y transmite confianza, más allá de lo que digan nuestras palabras.
Ser un espejo: demostrar empatía a través del reflejo
Ese gesto para demostrar empatía consiste en actuar como un espejo de la otra persona. Ojo, que no significa burlar, sino que hablamos de la capacidad de imitar sutilmente el comportamiento de la otra persona, con el fin de establecer un terreno común y fomentar la conexión emocional.
Aquellos con alta inteligencia emocional son expertos en sincronizar sus gestos, tono de voz y expresiones faciales con los de su interlocutor, generando una sensación de entendimiento mutuo.
Para incorporar esta práctica, observa conscientemente el lenguaje no verbal de tu compañero de conversación. Ajusta tu postura, gestos y tono de voz de manera sutil para reflejar la energía emocional que estás percibiendo. Este proceso no solo fortalece la conexión, sino que también indica una profunda atención y respeto hacia la otra persona.
Esto tiene mucho sentido desde un punto de vista psicológico, explicado en la teoría del espejo, según la cual solemos sentirnos atraídos por aquellas personas con características similares a las nuestras
Mantén un lenguaje no verbal abierto y receptivo
Además, es fundamental que la postura y los gestos transmitan una actitud de escucha activa, abierta y receptiva que demuestren un interés genuino. Mantén en todo momento contacto visual sin resultar intimidante, muestra una postura corporal relajada, distendida y abierta, para demostrar flexibilidad y adaptación. Para ello, coloca la espalda recta, el pecho abierto y los brazos relajados, sin cruzarlos.
Utiliza un tono de voz amable y constante, que mantenga el interés de la otra persona, evitando cambios de forma brusca. Asiente con la cabeza, demostrando que participas en la conversación como diciendo "te sigo" y usa las manos para apoyar el mensaje hablado, sin hacer aspavientos.