Cuando tu hijo cometa un error enfócate en cómo solucionarlo y no te quedes anclado en lo ocurrido

Cuando tu hijo cometa un error enfócate en cómo solucionarlo y no te quedes anclado en lo ocurrido
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A pesar de que los adultos cometemos errores con frecuencia, muchas veces nos cuesta aceptar que también los cometan los niños. Pero ellos, que precisamente están aprendiendo a desarrollar habilidades para enfrentarse a la vida e interiorizar las normas sociales, son quienes más necesitan de nuestro apoyo en esos momentos.

Y es que según cómo actuemos los padres y educadores, el error puede convertirse en algo que les avergüence y humille hasta el punto de querer esconderlo la próxima vez que suceda, o en una oportunidad maravillosa de aprender y adquirir nuevas habilidades para la vida.

Un error y dos formas de actuar: ¿qué enseña cada una?

Son muchas las razones que nos llevan a cometer errores en la vida, y en el caso de los niños, probablemente pese la falta de habilidades sociales y de conocimientos a la hora de resolver un problema.

Puede que el error que tu hijo haya cometido te enfade o te entristezca, pero es importante no perder los nervios ante esta situación y manejarlo de forma positiva porque lo que queremos es que el niño aprenda las consecuencias de sus actos, así como habilidades para resolver el problema de forma autónoma.

Veamos un ejemplo de error y dos formas de actuar

  • Tu hijo de seis años ha llegado del colegio con un cromo nuevo en su mochila. Cuando le preguntas de dónde lo ha sacado, te dice que se lo ha robado a otro niño.

Ante este comportamiento, los padres podemos actuar de dos formas:

A) Criticar el error, juzgarle y decirle lo que tiene que hacer

errores

No das crédito a lo que estás escuchando: "¡Mi hijo, ¿robando!" Como padre/madre te sientes avergonzado y decepcionado por lo que ha hecho y así se lo haces saber:

  • "¿Pero dónde has aprendido eso?" "¿No te da vergüenza comportarte así?"
  • "¡Me has enfadado mucho!"
  • "¡Eres malo! ¡Lo que has hecho está fatal!"
  • "¡Dame todos los cromos ahora mismo. Te has quedado sin ellos!"
  • "Si es que ya sabía yo que los cromos iban a traernos problemas, ¡estás obsesionado con ellos! ¡Mira que te lo advertí!"
  • "¡Lo que tienes que hacer ahora mismo es devolvérselo y disculparte"!

En todo momento, tus palabras y tus gestos denotan tu absoluta desaprobación, y no dudas en hacérselo saber al niño remarcando continuamente el error cometido, criticándole, juzgándole y humillándole por lo que ha hecho.

En algunos casos, el niño podría llegar a sentirse tan avergonzado a causa del error cometido, que podría ponerse a la defensiva, negarse a hablar o mentirnos, creándose al final un clima hostil, dañino y desalentador.

B) Explicarle las consecuencias de sus actos y buscar la forma de solucionar su error

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Sabes que lo que ha hecho tu hijo está mal y debes explicárselo. Pero también entiendes que los niños están aprendiendo y necesitan tiempo, paciencia, respeto y acompañamiento en su camino.

Por eso, antes de dirigirte a tu peque respiras profundamente y te calmas para lograr establecer una comunicación positiva. Con preguntas de curiosidad te interesas por averiguar qué ha podido ocurrir para que tu hijo actúe así (¿quizá se trate de una llamada de atención? ¿un reto entre amigos? ¿un impulso? ¿es un comportamiento habitual o es la primera vez que lo hace?)...) y le planteas un ejercicio de reflexión y empatía para que entienda por qué robar está mal.

  • "¿Cómo te sentirías si alguien te quitara tus juguetes en el parque sin permiso? Apuesto a que te pondrías muy triste y querrías que te los devolvieran"
  • "¿Recuerdas el día en que perdiste tu muñeco favorito? ¿Cómo te sentiste? ¿Te acuerdas de lo triste que estabas hasta que lo encontramos?"

Gracias a este tipo de preguntas el niño será capaz de ponerse en la piel del otro, entender cómo ha podido afectarle lo que ha hecho y desde ahí, reparar su error.

Para reparar el error debemos enfocarnos en el futuro, dejar de remarcar lo ocurrido y animar al niño a plantear soluciones al problema

La importancia de enfocarnos en soluciones

aprender de los errores

Cuando son pequeños, los niños pueden necesitar nuestra ayuda para buscar formas de enmendar su error, ya que muchas de las soluciones que quizá se les ocurran no sean útiles o aplicables al problema en cuestión.

En el ejemplo concreto que hemos puesto, reparar el error pasaría por disculparse ante el niño afectado y devolverle lo que le ha quitado. Pero cada error tendrá su propia "reparación" y es importante es que el niño se involucre aportando soluciones relacionadas con el error cometido, respetuosas, útiles y lógicas.

Si sabemos enfocar este tipo de situaciones de forma positiva, a medida que el niño vaya creciendo será capaz de hacer este ejercicio de forma autónoma y buscar las soluciones a los problemas por sí mismo; haciéndose responsable de sus actos y entendiendo la importancia de reparar su error.

Humillar, criticar, sermonear o castigar al niño para que aprenda no es la mejor forma de educar. Este tipo de acciones nos desconecta de nuestros hijos y les hace sentir mal, y ya sabemos que desde una posición de indefensión, humillación y vergüenza es difícil aprender.

Por eso, si lo que queremos es que nuestro hijo aprenda las consecuencias de sus actos y adquiera habilidades que le sirvan para toda la vida (resolución de conflictos, búsqueda de soluciones, humildad, empatía...) es fundamental saber acompañarle de forma respetuosa cuando comete un error, y aprovechar la oportunidad para integrar los numerosos aprendizajes que ese error nos deja.

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