Con esta entrada de hoy inicio una serie de posts que tienen la intención de ser algo así como un "curso de papás". Bueno, lo llamo curso, pero realmente no es más que hablar de muchas cosas relacionadas con los bebés desde el punto de vista de un papá de un niño de 2 años y medio que aprendió sobre la marcha y que hubiera agradecido algunas indicaciones previas (o sea, yo mismo).
Evidentemente, sigo aprendiendo. Cuando ya conoces todas las respuestas con respecto a tu hijo, éste crece, cambia y se formulan nuevas preguntas que te obligan a conocer ese “nuevo" hijo, que ha sufrido un cambio y que te hace cambiar a ti también.
De este proceso de aprendizaje, que imagino acabará el día que deje de ser padre, me queda la experiencia de estos dos años y medio con él, de algunos libros que he leído, de los que estoy leyendo, de cursos que he realizado y de trabajar como enfermero en una consulta de pediatría. Gracias a todo ello me atrevo a hacer una serie de entradas con consejos para papás primerizos y quién sabe si para otros papás con más experiencia. Las mamás, por supuesto, también son bienvenidas.
Introducción al "Ser papá"
Los hombres no somos muy amigos de los manuales de instrucciones. Ni siquiera de los mapas (si no es que van en un GPS), por eso sólo preguntamos “por donde se va a Roma" cuando agachamos la cabeza porque sí, estamos en medio de un bosque en Francia cuando ya deberíamos estar en Italia y eso que todos los caminos llevan a Roma.
Siempre que llega una novedad a casa intentamos hacerlo, como se dice comúnmente, a la española. Primero lo miramos, lo probamos, tocamos los botones, los mecanismos, intentamos montarlo sólo, sin instrucciones, y sólo cuando hemos roto algo (confieso, he roto alguna cosa nueva...) o de verdad nos hemos dado por vencidos decimos: “bueno, a ver, ¡qué pone ahí!".
Es nuestro orgullo de hombre, es ese mensaje que nos han inculcado desde pequeñitos de: “los hombres lo saben hacer todo", “papá lo arregla todo", “los hombres no lloran", “eres el hombre de la familia" y cosas de ese estilo que nos hacen pensar que sí, que tenemos que saber hacerlo todo y que mostrar ignorancia en un tema, sea el que sea, es signo de debilidad.
Pues bien. Nada más lejos de la realidad. Ahora vas a tener un bebé y, seamos sinceros, no tienes mucha idea de qué va eso de tener a una personita pequeña que va a vivir contigo, que hay que alimentar, lavar, limpiar, enseñar, educar, ayudar, amar y… bueno, muchas cosas para empezar, ¿no?
No te asustes, poco a poco. Tienes nueve meses de margen (o quizá bastante menos), pero no hay prisa. Lo importante es ir pillando algunas ideas y, aunque ya haya nacido, quizá haya alguna cosa que pueda serte útil en tu labor de padre.
En unos días empezamos...
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