Los expertos de la University of Wales (Reino Unido), aseguran que una buena educación nutricional se inicia en los niños a partir de los 18 meses de edad y que no es bueno ni forzarlos, ni premiarlos con los alimentos. Lo mejor es que el niño tome a los padres como referencia en base al día a día y observando lo que ellos hacen, con lo cual esto demuestra que para que los niños tengan una alimentación sana y equilibrada, debemos empezar por nosotros mismos. Hace algún tiempo estuvimos hablando sobre la neofobia y sus consecuencias, se sabe que muchos niños sufren neofobia y que es básicamente un mecanismo de supervivencia. Nosotros podemos agravarla si forzamos al niño a comer nuevos alimentos, en el vínculo se muestran más detalladamente los efectos y consecuencias de ella.
Nosotros somos el ejemplo a seguir para el niño, pero no sólo con la conducta alimentaria, cualquier acción nuestra es motivo de aprendizaje para él, por ello, nuestro comportamiento debe ser ejemplar en todos los aspectos, de esta manera conseguiremos que el pequeño adopte las buenas costumbres que repercutirán en su vida.
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