España no confía en los beneficios de la conciliación laboral y familiar

Hace unos días se ha dado a conocer el informe “Diez años de conciliación laboral en España (1999-2009)”, llevado a cabo por el Centro Mujer y Trabajo del Instituto Internacional de Estudios sobre la Familia, con interesantes conclusiones. La principal, diría yo, es que en España no se confía en los beneficios de la conciliación laboral y familiar.

O, al menos, no se confía desde una determinada perspectiva: la que facilitaría que los trabajadores tuvieran más flexibilidad en sus trabajos, la clave para la conciliación entre trabajo y familia.

Así se desprende de los datos recabados en este estudio, a través de una muestra a cinco mil empresas, que hablan de flexibilidad, tanto en el tiempo como en el espacio. Una jornada laboral más flexible adaptada a las necesidades familiares derivaría en una mayor productividad y, por tanto, en que las compañías sean más competitivas.

El estudio, realizado por Nuria Chinchilla y Consuelo León, pone de manifiesto que las relaciones trabajo-familia son una fuente de beneficio mutuo y no de conflicto, y que la familia tiene un papel determinante para salir de la crisis y afrontar los retos del futuro.

Pero, en España, siete de cada diez trabajadores consideran que su trabajo no es flexible, y tan solo el 15% de los trabajadores consultados su empresa es sistemáticamente conciliadora y flexible. También se da el caso de empresas que cuentan con determinadas políticas de conciliación pero no se aplican o se aplican poco (serán políticas sobre el papel, entonces).

Según las autoras del estudio, la legislación que regule la conciliación puede ayudar, pero que lo que de verdad es importante para que el trabajo no se convierta en un obstáculo para la conciliación es el convencimiento de los empresarios.

De los empresarios, y de las Administraciones, añado yo, pues no poca gente trabaja dependiendo de las Administraciones. Por lo que sí considero necesaria una legislación clara que incluyan a todos los trabajadores, también a los autónomos, pues, aunque con unas necesidades diferentes, todos desean conciliar.

Todos estamos implicados en la conciliación

La clave está en una reforma total, una especie de pacto social que permita armonizar los horarios laborales, escolares, comerciales y familiares.

Y uno de los fundamentales escollos a mi parecer para que esto se lleve a cabo es que no existe igualdad de condiciones entre padres y madres a la hora de hacerse cargo de los hijos, a la hora de reducir jornadas, de dejar temporalmente el trabajo: son las mujeres mayoritariamente las que lo hacen.

Si la relación entre las carreras profesionales y las responsabilidades familiares fuera igualitaria para hombres y mujeres (se excluye aquí la ideal obligatoriedad de la excedencia de la madre durante los primeros seis meses del bebé), probablemente sería más sencillo que empresas, políticos, y la sociedad en general apostaran por una verdadera conciliación.

Además, está demostrado con la experiencia de algunos países “expertos” en conciliar que el permiso paternal obligatorio también ayudaría a la conciliación.

Queda un largo camino para ello, muchos obstáculos que vencer, pero en el momento en el que estemos concienciados, todos, hombres y mujeres, padres y no padres, políticos, empresarios, trabajadores, de que es necesario y son muchos los beneficios de la conciliación laboral y familiar, no iremos avanzando.

Vía | El Correo Gallego
Foto | Ed Yourton en Flickr-CC
En Bebés y más | El 75% de las mujeres sufren problemas laborales a raíz de su maternidad, Los 10 mandamientos para la conciliación laboral-familiar, Suspenso en conciliación familiar-laboral y sus consecuencias

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