La controvertida decisión de una mujer tras perder la libido al ser madre: deja que su marido se acueste con otras

El embarazo y el parto son dos sucesos que modifican enormemente el cuerpo de la mujer, no solo a nivel físico, sino también a nivel hormonal. Se suceden tantos cambios que en ocasiones pueden afectar al funcionamiento del propio cuerpo (la glándula tiroides puede hacer un poco "el loco") y también al funcionamiento emocional: muchas depresiones posparto se asocian con factores hormonales y la pérdida del deseo sexual sucede por la misma causa.

Perder las ganas de mantener relaciones sexuales, lo que conocemos como "perder la libido", es algo completamente normal en las mujeres. De hecho, es una ventaja evolutiva (ahora explicaremos por qué), y lo único que hay que hacer es esperar a que el deseo vuelva. Sin embargo, en algunas parejas, este suceso puede suponer un problema, como lo fue para Ryan y Amy Jones. Tras perder todo deseo de mantener relaciones con él, y viendo que su matrimonio podía estar en riesgo le permitió acostarse con otras mujeres.

Por qué es normal perder el deseo sexual tras el parto

La especie humana, como muchas otras especies de mamíferos, se ha adaptado con el paso de los miles de años de existencia a un funcionamiento en el que se van sucediendo cambios y variaciones, sobre todo en el caso de las mujeres, con el fin de tener hijos y cuidarlos, o lo que es lo mismo: preservar la especie.

El instinto maternal, que existe precisamente para querer tener hijos, los cambios que suceden durante la lactancia, cuando muchas mujeres no menstrúan para evitar un nuevo embarazo que pueda poner en riesgo el cuidado del primer hijo, o la falta de deseo sexual, cuyo objetivo es centrar los cuidados y atenciones en el bebé y no en la búsqueda de un hombre con el que aparearse son algunas de las soluciones previstas para lograr ese objetivo.

¿Y en los hombres? Pues las ganas de mantener relaciones sexuales con las mujeres... no necesitamos mucho más. Luego, claro, está el raciocinio de ellas y el nuestro, que controla y modifica los impulsos e instintos para adaptarnos a la sociedad en la que vivimos y decidir hasta qué punto darles rienda suelta o anularlos completamente.

Pero centrándonos en el deseo sexual tras el parto, la explicación es esa. Tal y como leemos en Alba Lactancia Materna:

Ninguna hembra mamífera se pone en celo durante la lactancia; sus pretendientes lo perciben por el olor y ni se acercan. Las únicas especies mamíferas que mantienen relaciones sexuales durante el periodo de lactancia son los humanos y los canguros.

Y esa falta de deseo responde, como decimos, a la necesidad de que las hembras se interesen por sus crías y no por los machos. Hormonalmente se explica por un juego de equilibrios y desequilibrios: disminuyen los estrógenos y la progesterona, para evitar la ovulación, la menstruación y el deseo sexual, y aumenta la prolactina, que se encarga de fabricar leche. Estas hormonas son antagonistas: si sube la prolactina, bajan estrógenos y progesterona, y viceversa, por eso muchas mujeres que dan el pecho no tienen la regla hasta que pasan uno o dos años, mientras amamantan.

La historia de Amy y Ryan Jones

Pues bien, esto es lo que le pasó a Amy, lo que le pasa a muchísimas mujeres, que no tenía ningún interés en acostarse con Ryan. Perdió su pasión por él, y viendo que eso podría generar un problema en su relación, y que podría poner en riesgo su matrimonio, optó por darle luz verde para que estuviera con otras.

Esta decisión, según leemos en el Daily Mail, ha hecho que ambos sean más felices y que su matrimonio siga adelante sin sexo, pero con mucho cariño por parte de los dos.

Amy explica que después de tener a sus dos hijos, la maternidad la deja tan exhausta que lo último en lo que piensa es en mantener relaciones con Ryan. Le pasó también con su primer bebé. Como pareja han sido sexualmente activos incluso durante el embarazo, pues comenta que llegaban a hacerlo cada día. Sin embargo, nada más nacer, se centraba absolutamente en su bebé y la libido desaparecía por completo.

Cuando él quiso acostarse con ella le tuvo que decir que no le apetecía en absoluto, y él llegó a pensar que era culpa suya, que había hecho algo mal. Amy le dijo que no había ningún problema con él, que no estaba enfadada y que le seguía queriendo igual que el primer día, cuando le conoció con 14 años (ahora tienen 30 ella y 32 él), pero que no tenía ningún interés en ello porque su prioridad era su bebé.

Y ella le ofreció la posibilidad de estar con otras chicas

Se sintió tan mal por no corresponderle que pensó que podría ser una buena solución que él mantuviera relaciones con otras mujeres siempre que siguiera las reglas que ella impusiera. Él se sorprendió mucho al oír eso, pero ella se mantuvo firme en su decisión e incluso insistió: su finalidad era preservar su matrimonio y evitar los conflictos.

Con ese objetivo le explicó que podría hacerlo siempre que no hubiera cariño de por medio. Ella tenía que saber quiénes eran y tenía que poder mirar su móvil, los correos electrónicos y los mensajes en las redes sociales. Además, solo podría estar con una chica a la vez, porque tampoco tenía intención de permitir cualquier relación.

Hasta la fecha, Ryan se ha acostado con cuatro mujeres, cuyas identidades conoce perfectamente Amy, así como los detalles de esos encuentros, en lo que ambos ven como una solución a un problema de deseo sexual: él tiene, según ella cuenta, un deseo elevado, y ella todo lo contrario. Hasta que su libido vuelva a ser la de antes, han tomado esta decisión que, al ser consensuada, y bajo unas normas, satisface a ambos.

A pesar de ello, no deja de ser una medida controvertida

Esta es una de esas acciones de toda pareja que uno puede respetar, pero quizás no entender. Como esas parejas que hacen intercambios, o tríos, o... respeto completamente sus decisiones, pero yo personalmente no las entiendo. Será que soy muy tradicional en este sentido, y será que como hombre sería totalmente capaz de entender a mi mujer si me dijera que no le apetece mantener relaciones al ser madre.

De hecho, si me ofreciera esta solución haría lo posible por demostrarle que mi amor no depende de las relaciones sexuales, ni nuestro matrimonio (¿quizás Amy duda de la capacidad de los hombres, de Ryan, para controlar su impulso sexual y poner por delante el matrimonio?), y en caso de insistencia por su parte tendría que romper demasiadas barreras psicológicas antes de aceptarla, y me costaría demasiado por una razón muy clara: imagino que la situación fuera la inversa y no me veo tomando la misma decisión.

Pero claro, todo esto es lo que digo ahora que no lo estoy viviendo. Quién sabe qué pasaría si mi situación fuera otra. Y quizás este sea el problema: que mucha gente no es capaz de respetar las decisiones de los más porque no es capaz de contemplar la posibilidad de que en un momento de la vida se encuentren en la misma situación.

Fotos | Daily Mail
En Bebés y más | El deseo sexual del padre durante el embarazo, La sexualidad en el hombre después del parto, Las relaciones sexuales durante la lactancia materna

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