Cortarse el pelo con unas dotes auténticas de peluquero, cortarle el pelo a alguien que está durmiendo, tirar los juguetes por la ventana o simplemente introducir cualquier objeto dentro del video o del dvd. Toda una serie de travesuras típicas de la edad, claro que también influye el carácter del niño para que una travesura sea mayor o menor.
Algunas veces sus travesuras han sido la causa de nuestras risas por su ingenio u originalidad, otras veces nos enfurruñamos con el pequeño diablillo, pero en el fondo nos damos cuenta que es una evolución natural. Nos imitan la conducta, como cuando ve que mamá se pone la crema de la cara y cuando tiene la oportunidad él hace lo mismo gastando más de medio bote de una crema que es bien cara, ¡¡qué gracia!! O como cuando quiere limpiar los zapatos y utiliza un color distinto al que debería ser y te encuentras los zapatos hechos un desastre. Algunos de los accidentes infantiles, son debido a las travesuras y por esta razón, debemos ponerles freno ya que algún día la travesura podría estar fuera de límites y podría tener unas consecuencias nefastas. Aunque sea normal que un niño haga trastadas, tenemos la responsabilidad de transmitir a los hijos unas normas de conducta, pero también debemos discernir de las travesuras peligrosas de las que no lo son.
Nunca debemos inquietarnos por las travesuras siempre que éstas no comporten riesgo alguno para su bienestar, ya que en ese caso deja de ser un juego para convertirse en un peligro, en ese momento es cuando debemos hacer entender a nuestro hijo qué riesgos comporta lo que está haciendo y transmitirle el peligro. Seguramente él entienda qué importante es su seguridad para nosotros los padres.
Seguramente muchos papás tendréis un montón de anécdotas sobre las travesuras que han hecho vuestros hijos, ¿por qué no nos las cuentas?
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