No eduques a tus hijos para que te obedezcan, edúcalos para tomar buenas decisiones

Al ser padres y madres, nuestra responsabilidad principal es ver por el bienestar de nuestros hijos. Cuidar su desarrollo emocional y físico, así como educarles, son los retos y oportunidades a los que nos enfrentaremos día con día. Durante sus primeros años de vida, seremos sus guías y aquellas personas a las que acudan para pedir ayuda u orientación.

Pero también como padres, debemos prepararlos para el mundo real y las situaciones que se puedan presentar en su vida. Por eso, es importante educarles no para que nos obedezcan, sino para que sean capaces de tomar ellos mismos buenas decisiones.

Como padres, siempre buscaremos lo mejor para nuestros hijos. Seguro que si tuviéramos la capacidad de elegir un "superpoder" de mamá o papá, muchos quisiéramos protegerles siempre de todo aquellos que pueda hacerles daño, o quizás ser esa voz que les indique el camino seguro.

Sin embargo, debemos tener presente que si bien nosotros somos sus principales cuidadores y proveedores durante sus primeros años de vida, somos una especie de guías y maestros, que iremos enseñándoles todo lo que podamos, hasta que llegue el día en que comiencen a independizarse y eventualmente emprendan el vuelo.

Quizás todo ese asunto de "dejar el nido" o la casa de los padres es algo muy lejano para muchos, especialmente para quienes tenemos niños pequeñitos que aún dependen de nosotros para la mayoría de las cosas. Pero lo cierto es que desde temprana edad debemos ir educándolos para que el día de mañana sean adultos felices y seguros.

Por qué es tan importante que aprendan a tomar decisiones

Educar a nuestros hijos desde niños para que sean capaces de tomar decisiones, los convertirá en adultos autónomos y competentes. Comenzar a tomar decisiones, es algo que les ayuda a comenzar a madurar y a mostrarles que son capaces de elegir entre una cosa u otra, y que el hacerlo tendrá un impacto -grande o pequeño- en su futuro.

Como adultos, todos los días tomamos decisiones, algunas tan sencillas como elegir qué comer o qué vestir, y algunas más complejas, como el aceptar o no una propuesta laboral. Con esto, quiero decir que las decisiones están en nuestra vida diario y es algo que hacemos constantemente, por lo tanto, es importante que nuestros hijos comiencen a hacerlo también.

Cómo podemos educarlos para tomar buenas decisiones

Ahora, para que nuestros hijos tomen buenas decisiones, es esencial educarles en valores. El conocer acerca de la responsabilidad, la generosidad, la amabilidad o la honestidad son algunos de los valores clave para que poco a poco sean capaces de aprender a tomar las decisiones correctas.

Una forma sencilla de comenzar a enseñarle a tomar decisiones a nuestros hijos, es haciéndoles preguntas sencillas o poniendo ejemplos de lo que pasaría si eligen una cosa u otra. Cuando les enseñamos por ejemplo, que sus actos tienen consecuencias, ellos comprenderán que deben pensar con detenimiento lo que hagan antes de actuar.

Una parte sumamente importante de este proceso, es comenzar a darles la oportunidad de decidir. Al principio puede costarnos trabajo, pues nosotros ya sabemos cómo actuar y qué es lo que sucederá si elegimos esto o aquello, pero debemos permitir que ellos también elijan. De esta manera, les mostraremos que su voz y opinión son importantes para nosotros.

Pero además de que comiencen a expresar sus opiniones o preferencias, el darles oportunidad de decidir, les permitirá equivocarse y así ir aprendiendo de sus errores. Nosotros podemos poner el ejemplo de esto también, ya que si tomamos una decisión que al final no resulta ser la mejor, podemos explicarles lo que sucedió y la alternativa que hubiera sido ideal. O bien, hacerlos parte de nuestro momento de decisión y explicarles por qué elegimos una cosa y no otra.

Lo más importante: enseñarles a pensar, no pensar por ellos

La parte más importante de permitirles tomar decisiones es el enseñarles a pensar por ellos mismos y no a que simplemente obedezcan porque mamá o papá piensan que algo es lo mejor. Si nosotros tomamos todas las decisiones por ellos, llegado el momento de que les toque a ellos hacerlo, probablemente no sabrán qué hacer o cómo actuar.

Recordemos trabajar en su autoestima, para que nuestros hijos sean seguros de sí mismos y que sepan que tiene la capacidad de elegir. Poco a poco y haciéndolos partícipes también de momentos en lo que se tomen decisiones dentro de la familia, aprenderán las bases para en el futuro, ser adultos capaces de tomar buenas decisiones.

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