¿Sirve de algo comparar a los niños?

No es la primera vez que me encuentro con alguna madre o algún padre que me dice "es que comparo a mi hijo con sus compañeros de clase...". Y yo me pregunto "¿sirve de algo comparar niños?". La respuesta es un rotundo no. Bueno, miento: se podría responder que sí, pero la respuesta no es nada agradable.

Y es que desde siempre, y seguramente de forma inconsciente por parte de los padres, la comparación entre los niños de edades parecidas ha estado presente a lo largo del tiempo. Incluso los propios niños se comparan enter ellos destacando virtudes o defectos de unos y de otros por obtener cierto reconocimiento social entre ellos ("Fulanito no sabe decir perro...").

Seguramente habremos escuchado más de una vez en un parque (lugar donde uno puede encontrarse con multitud de situaciones, tanto agradables como desagradables) como alguien le dice a un pequeño que observe cómo hace de bien las cosas un niño o cómo obedece a todo lo que le dice su madre una niña. ¿De verdad es necesario hacerles pasar por esto?.

Muchas veces estas comparaciones van ligadas a una profecía autocumplida que va a hacer que finalmente el niño actúe como nosotros le decimos que esperamos que actúe. Podríamos pensar que esto no es tan malo, pero por desgracia, siempre que este tipos de etiquetas van unidas a estas comparaciones, el resultado no es precisamente el desado por sus padres...

A nadie nos gusta que se nos comparen con otras personas, especialmente cuando esas comparaciones no son precisamente para decirnos nada bueno. Debemos evitar la falsa creencia de que si hacemos conscientes a los niños de las diferencias que puede haber entre ellos, haremos que se esfuercen por ser mejores. Por el contrario, lo que lograremos con esta práctica tan poco recomendable es que los pequeños se sientan impotentes por no poder responder a las expectativas de su entorno.

Por ejemplo, ocurre en muchas familias con más de un hijo que se suele comparar a los hermanos entre sí con el fin de animar a uno de los pequeños a imitar las conductas positivas del otro. Esto no está del todo mal, siempre y cuando no hagamos que a quien se lo decimos se sienta frustrado.

Al fin y al cabo, como me habréis podido leer muchas veces en este blog, cada niño es un mundo, y no se podemos pretender comparar entre ellos, ni aún siendo familiares o muy buenos amigos, porque no son clones idénticos. No debemos olvidar que cada uno tendrá que ir forjando su personalidad de cara a saber cómo desenvolverse, en un futuro, de forma independiente.

Una buena práctica que sustituya a la comparación es la de inspiración. Esto significa enseñar a los pequeños a alegrarse por cómo son los demás y que les sirva de motivación para intentar esforzarse en aquello en lo que ellos destacan, en lugar de intentar que hagan lo mismo, y con la misma capacidad, que los demás.

Pensad que si estamos todo el tiempo diciéndoles cosas similares a "Fulanito hace esto muy bien, podrías imitarle" o "Podías aprender de Menganito y su forma de ser" estamos diciéndole, de forma enmascarada, que no confiamos en ellos. Y si ellos notan que no confiamos en ellos, hacemos que ellos mismos duden sobre sí mismos. Esto, obviamente, no es lo que un padre desea a un hijo. Por eso, es muy importante que nuestros hijos noten que confiamos ciegamente en ellos.

Un consejo que les doy a los padres que acuden a consulta preocupados por el lenguaje o el habla de sus hijos es el de ver sus puntos fuertes en vez de sus puntos débiles. Muchas veces nos olvidamos de la importancia de reforzar las conductas positivas de nuestros hijos.

Además, uno de los temas que sigue estando constantemente presente en nuestra sociedad, y que influye directamente en la comparación entre niños, es la de el acoso escolar. Nuestro papel como padres es el de hacerles ver que cada persona es única, y que nosotros estamos muy orgullosos de cómo son.

Me gustaría que la gente deje de preguntarse si sirve de algo comparar a los niños para empezar a recordar que sólo merece comparar siempre y cuando cada uno se comparare consigo mismo.

Foto | coatl28 en Flickr En Bebés y más | Frases que no hay que decir. "Aprende de tu hermano", 15 de mayo, Día Internacional de la Familia, Punset: Cinco consejos para hacer de un bebé un adulto capaz y feliz, <a href=http://www.bebesymas.com/ser-padres/se-pueden-comparar-los-hijos-con-los-pimientos-de-padron-que-unos-pican-y-otros-no">¿Se pueden comparar los hijos con los pimientos de Padrón: que unos pican y otros no?.

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