Hemos hablado en ocasiones anteriores de la autoestima, de su importancia y de cómo nutrirla. Y de este tema, que va mucho más allá de 'quererse a uno mismo', sabe y mucho el psicólogo y escritor italo-argentino Walter Riso.
Walter Riso explica para BBVA AprendemosJuntos cuáles son los cuatro pilares para cuidar la propia autoestima, que se pueden desarrollar y enseñar. Descúbrelos y cómo empezar a cuidarlos para ser un poco más feliz.
1) Autoconcepto
El autoconcepto tiene que ver con si tú te aceptas como persona o no, y también, que no te lastimes a ti mismo, que te trates bien a ti mismo. Tener un buen autoconcepto implica no autocriticarse ni autodestruirse, tener el beneficio de la duda (permitirnos dudar), cuidar el diálogo interno para que este sea realista y positivo...
Es lo que los budistas llaman la autocompasión; pero no de lástima, sino como una empatía hacia uno mismo. Para cultivar el autoconcepto, empieza por tratarte bien, por hacer cosas positivas por y para ti.
2) Autoimagen
El siguiente pilar de la autoestima es la autoimagen, es decir, la imagen que tenemos de nosotros mismos. Es decir, ¿cuánto te gustas? Tal y como afirma Riso, "la belleza es una actitud".
Una buena autoimagen es sentirse bien con uno mismo y proyectarlo hacia fuera, quererse a uno mismo, exaltar lo que a uno le gusta y entender que a uno mismo no le valida la gente, sino que te validas tú mismo.
Es darte valor a ti mismo y no esperar a que lo haga la gente. Y aquí Riso recuerda: "el último juez de tu propia conducta eres tú mismo". Cualquier persona es bella si se siente bella. Y para cuidar la autoimagen es esencial aceptarse y reconocer nuestras fortalezas.
3) Autorreforzamiento
El autorreforzamiento, o autorrefuerzo, es aquella forma que tenemos de hablarnos y reforzarnos. Es decir, que uno mismo se dé gustos. Se trata del llamado 'autoelogio', de decirse a uno mismo 'qué bien lo he hecho', 'me gusto', autofelicitarse...
Y, aclara el psicólogo, esto no se trata de alimentar el ego o el narcisismo (el narcisismo va mucho más allá de quererse, como pensar que todo gira alrededor de uno mismo, manipular...), sino de reconocer, apreciar y valorar aquello que hacemos bien (y decírnoslo).
Empezar a nutrir este pilar de la autoestima implica reconocer las cosas que hacemos bien y felicitarnos por ellas, y también, aceptar los elogios de los demás (no invalidarlos, no darlos por hecho...).
4) Autoeficacia
La autoeficacia es qué tanta confianza tienes en ti mismo, creer en uno mismo como persona, creer que tienes la habilidad y las competencias necesarias para afrontar una situación complicada y persistir en ese afrontamiento (la perseverancia y el esfuerzo).
No es tanto 'no darse por vencidos', sino 'intentarlo hasta el final', ya que el éxito no es ganar, sino intentarlo, bien intentado. No es tener dinero, sino disfrutar de lo que uno tiene.
Y aquí Riso recuerda: el valiente no es la persona que no le teme al miedo (eso es un psicópata), sino el que enfrenta el miedo aunque le tiemblen las piernas. La diferencia entre el valiente y el que no lo es, es que el valiente aguanta el miedo cinco minutos más. Por eso, tener sentido de autoeficacia implica confiar en uno mismo para afrontar los retos de la vida, ser valiente, afrontar el miedo.
Para cultivar este pilar, puedes empezar por enfrentar aquellas cosas que te den miedo, aunque sean 'pequeñas' y de forma progresiva; así, y con el tiempo, podrás adquirir sensación de autoeficacia.