La verdad es que hacen lo que les gusta, pero debemos enseñarles haciéndoles recoger sus juguetes como si de un juego más se tratase. Dependiendo de la edad podremos hacerlo creándoles estos hábitos desde pequeñitos, ya que para los niños es mucho más fácil ser desordenados que ordenados.
Nosotros, los seres humanos, somos desordenados por naturaleza, empezamos la vida siendo desordenados, pero la etapa que es más crítica es a partir de los 30 meses, sienten un gran placer alterando los objetos, todo es interesante y más ver las cosas donde no deben estar. Es la manera que tienen de empezar a comprender el mundo que les rodea, debemos tener en cuenta que somos nosotros, los adultos, quienes imponemos el orden, ya que sabemos que las cosas están mejor en su sitio para así ahorrar espacio y poder vivir organizadamente.
El niño, no tiene el sentido de las cosas ordenadas o desordenadas, en realidad, le da igual, pero es importante que aprendan qué cosas son importantes y cuales no, y desafiando el orden de las cosas aprenden. Es importante que nosotros como padres seamos convincentes y rígidos pidiéndoles orden, se ha de ordenar porque toca ordenar de la misma manera que han aprendido que deben comer, cenar, dormir, etc.
Enseñarles a responsabilizarse del desorden que generan ayuda a que aprendan a convivir civilizadamente en un futuro con otras personas. Debemos ser pacientes y no pedir imposibles a los niños, ya que a veces, inconscientemente los adultos transmitimos a los niños nuestras propias obsesiones en cuanto al orden, o sea que si vemos un cajón mal cerrado no debemos tampoco exagerar.
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