He encontrado un trabajo muy interesante que nos habla de la gran importancia que tenía el amamantamiento para la supervivencia de los niños en la Edad Media.
El trabajo se realizó sobre restos humanos de una aldea que fue abandonada durante la Peste Negra. Hasta entonces se pude considerar demostrado que los niños eran casi fundamentalmente alimentados con leche materna hasta los dieciocho meses, aunque se añadiera agua y alimentos sólidos a su dieta.
Estaban en muy buenas condiciones, pero solamente mientras seguían recibiendo leche materna.
Estos niños tenían un crecimiento y desarrollo igual al de los niños de las sociedades avanzadas actuales, pues la leche materna los protegía de enfermedades y les proporcionaba una alimentación fiable y libre de contaminaciones.
Sin embargo, cuando cesaba la lactancia, la mortalidad se disparaba y llegaba asimismo la desnutrición y el crecimiento lento, tanto que se ha podido demostrar que los seres humanos seguían creciendo hasta los 20 años, y no hasta los 18 como es actualmente normal. Esto se explica porque durante la infancia no recibían, una vez destetados, bastantes alimentos y no crecían al ritmo normal.
La extensión del amamantamiento prolongado, además de por la cuestión práctica en un contexto de escasez de alimentos , se debía a razones culturales. Posiblemente era evidente que la lactancia mantenía a los niños bien nutridos y sanos, además de contar las mujeres con un ambiente propicio, en el que era habitual dar de mamar y recibir apoyo e información fiable de otras madres experimentadas.
Resulta interesante constantar que la lactancia materna demuestra su importancia histórica en el Medievo como factor protector de la salud y la supervivencia de los bebés, incluso en los contextos de crisis alimentaria y las peores condiciones de salubridad posibles.
Via | The Guardian