Las carnes en la alimentación infantil: el cordero y el cabrito

Continuamos con nuestro exhaustivo repaso por cada uno de los alimentos que componen la dieta de los más pequeños. A partir de que se inicia la alimentación complementaria, a los seis meses del bebé, se pueden introducir las carnes en la alimentación infantil.

En la entrada anterior hemos hablado de las primeras que se ofrecen, las carnes blancas, por ser las más magras al provenir de animales pequeños: el pollo, el pavo y el conejo.

Una vez aceptadas estas carnes por parte del bebé sin ningún problema, el siguiente paso es ofrecer otro tipo de carne como el cordero y el cabrito.

En cuanto a la edad de introducción de la carne de cordero y de cabrito, debido a la elevada cantidad de grasa que contienen, lo más aconsejable es ofrecer primero las carnes blancas y éstas más adelante, al menos a partir de los siete meses que es la edad recomendada por la Asociación Española de Pediatría.

Aún así, hay pediatras que la recomiendan introducir más adelante, a los 9 meses ó a los 12 meses por ser una carne difícil de digerir.

No es recomendable incluir estas carnes de forma habitual en la dieta de los más pequeños. Su consumo debe ser moderado pues su exceso de grasa la hace una carne que puede resultar indigesta para el delicado estómago del bebé.

El Cordero

La carne de cordero es tierna y jugosa, pero tiene un alto contenido en grasas, principalmente en forma de grasa saturada.

Entre sus beneficios nutricionales encontramos que el cordero es una importante fuente de proteínas de buena calidad y como en el resto de las carnes, destaca su aporte de vitaminas del grupo B.

La vitamina B2 o riboflavina es esencial para convertir los alimentos en energía, mientras que la vitamina B12 interviene en la formación de glóbulos rojos en la sangre.

Contiene minerales como fósforo, sodio, zinc y hierro, un tipo de fácil absorción, necesario para prevenir la anemia.

Como decíamos antes, la carne de cordero es de las más grasas, pero dependiendo de la edad del animal, la grasa se encuentra en diferentes partes del cuerpo.

En los ejemplares más jóvenes como el cordero lechal o el ternasco se encuentra en las vísceras y debajo de la piel, de forma que si retiramos esas partes también quitamos gran porcentaje de grasa, mientras que en los animales más grandes la grasa no se puede quitar porque se encuentra dentro de las fibras musculares.

Lo más adecuado para ofrecer al bebé es la carne de cordero de animales jóvenes y sin piel.

Qué parte del cordero es la más adecuada para el bebé

Primero hay que saber qué pieza es la más adecuada para el bebé como para decir cuál es la mejor forma de prepararla.

La parte del cordero con menos grasa es la pierna, por lo que es ésta la más adecuada para los niños.

La primavera es la época del año en la que podemos comprar la carne de cordero más tierna y con menos cantidad de grasa por ser la época en la que nacen y son amamantados los corderos lechales.

La forma más habitual de cocinar la pierna de cordero es asada al horno. También en guiso o estofado, pero evitar los fritos para los niños cuando hablamos de alimentos demasiado grasos.

El Cabrito

El cabrito es la cría de cabra de hasta 4 meses de edad. Su consumo es menos frecuente y debido a su fuerte sabor es de las carnes menos elegidas para ofrecer al bebé.

Su contenido en grasa es menor que la carne de cordero, prácticamente la mitad, pero casi el doble que el que encontramos en el pollo. Es por eso que su consumo entre los más pequeños debe ser moderado.

Al igual que sucede con el cordero, la más aconsejable para los pequeños es la carne del cabrito lechal pues es la más tierna y porque su grasa al concentrarse debajo de la piel y en las vísceras, es más fácil de retirar.

Contiene proteínas, hierro de fácil absorción y entre los minerales el que más destaca es el zinc, de acción antioxidante.

En cuanto a las vitaminas del grupo B, destaca su contenido en vitamina B1 o tiamina, que ayuda a convertir los carbohidratos en energía.

La carne de cabrito se cocina habitualmente asada o en estofado y la forma de darsela al bebé al comienzo, igual que el resto de las carnes, es triturada dentro del puré de verduras.

Ya más adelante se le podrá cortar en tiritas para que las vaya chupando y una vez que mastique se puede ofrecer en trozos.

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