Científicos del Instituto de Salud Infantil del Hospital Great Ormond Street (Reino Unido) han establecido un vínculo entre los hábitos alimenticios durante la primera infancia y los posibles trastornos de la alimentación en la adolescencia.
La investigación, publicada en el 'British Journal of Psychiatry' del Royal College of Psychiatrists, ha concluido que los menores que 'comen poco' durante sus primeros años de vida tienen menos probabilidades de sufrir anorexia nerviosa.
Por el contrario, los niños que ingieren más calorías son más propensos a seguir comiendo de manera compulsiva en la adolescencia.
Relación entre los hábitos alimenticios en la infancia y la adolescencia
Los investigadores analizaron los datos de 4.760 participantes del Avon Longitudinal Study of Parents and Children, realizado por la Universidad de Bristol, que incluye a los hijos nacidos en el suroeste de Inglaterra entre 1991 y 1992.
Se recopiló la información facilitada por los padres acerca de los hábitos alimentarios de sus hijos, desde los nueve años, y después se relacionó con los trastornos alimentarios que surgieron a los 16 años.
Uno de los autores principales del estudio, el doctor Moritz Herle, asegura:
"A partir de un análisis extenso pudimos identificar patrones de conducta alimentaria a una edad temprana que pueden ser marcadores potenciales de trastornos alimentarios más adelante".
Y añade que:
"Nuestros resultados sugieren que los niños que comen en exceso de manera persistente están en mayor riesgo de atracones en la adolescencia".
El equipo también encontró que comer poco durante la infancia se asociaba con un aumento del 6% (del 2 al 8%) en el riesgo de anorexia en adolescentes, pero solo en niñas. El riesgo en los niños que fueron 'malos comedores' solo alcanzó el 2%.
La doctora Nadia MicaliLa, otro de los autores de la investigación, explica que "nuestro estudio nos ayuda a comprender quiénes pueden estar en riesgo de padecer trastornos alimentarios y amplía lo que sabemos a partir de estudios anteriores".
"Los trastornos alimentarios son muy complejos y están influenciados por las interacciones de factores biológicos, conductuales y ambientales, y este estudio ayuda a identificar algunos de los mecanismos para modificarlos".
La Dra. Agnes Ayton, presidenta de la facultad de trastornos alimentarios del Royal College of Psychiatrists, señala el principal logro de este análisis longitudinal:
Aún así, la experta asegura que "se necesita seguir investigando para descubrir los factores de riesgo biológicos, de comportamiento y ambientales", a fin de mejorar los resultados de salud de los niños y adolescentes.
Vía | UCL Great Ormond Street Institute os Child Health
Fotos | iStock
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