La felicidad no es un estado permanente, sino pequeños momentos del día a día que nos dan satisfacción y paz. Cultivar la felicidad es saber apreciar esos momentos y, sobre todo, saber que esta es efímera (pero justamente por eso es tan valiosa).
Y nuestros hábitos tienen un gran papel en todo esto; a veces, sin darnos cuenta, mantenemos unos hábitos que nos alejan de ese estado de paz y bienestar. Fijarnos en ellos, tomar consciencia y empezar a cambiarlos, es una buena forma de acercarnos a esa felicidad. ¿Cuáles son estos hábitos nocivos y cómo cambiarlos?
1. Te comparas constantemente con los demás
Los seres humanos siempre se han comparado; es algo inevitable y natural. Sin embargo, en la era de las redes sociales, es aún más fácil compararse y además, constantemente, con los demás.
En realidad, dentro y fuera de las redes lo hacemos; en las redes, ver las fotos perfectas y los logros de otras personas hacen que nos sintamos fácilmente 'desgraciados', aunque tengamos mil cosas buenas en nuestra vida, pero en ese momento solo vemos 'lo que nos falta'. Y esto nos genera tristeza, frustración, insatisfacción, e incluso, sentimiento de injusticia...
Cómo cambiarlo:
Esto de 'no te compares', no funciona. En realidad, funciona más aceptar que sí, efectivamente nos compararemos, y legitimar y validar el sentimiento de envidia. Debemos aceptar que lo sentimos, pero ir más allá, y hacernos preguntas: ¿en qué te estás fijando del otro? ¿Es realista?
¿Puede ser que solo veas una parcela muy pequeña de su vida, y que bases tu percepción en algo mucho más grande que en realidad no conoces? Por otro lado, identifica qué se está removiendo en ti en esa comparación; seguramente esto te da pistas de lo que te gustaría conseguir a ti.
Tal vez esa persona con la que te compares pueda inspirarte para mejorar, o pueda darte ideas sobre cómo acercarte a lo que tú también quieres para ti. Por otro lado, a pesar de que te compares, no olvides valorar también lo que hay en tu vida, a través del agradecimiento.
2. Procrastinas y vas acumulando carga mental
La procrastinación es un hábito común que puede generar estrés y ansiedad, porque acabamos posponiendo tareas y al final, se nos acumula el trabajo, sentimos culpa, aumenta nuestra carga mental, nos empezamos a hablar mal... Todo ello, teniendo un claro impacto en nuestra paz mental.
Cómo cambiarlo:
Hay algunas ideas que te pueden ayudar a dejar de procrastinar; por ejemplo, dividir las tareas en pasos pequeños (bien especificados). Es más fácil que empieces algo que es más tangible y más fácil de hacer, más corto y asumible, que una tarea enorme y poco definida.
Por otro lado, puedes utilizar técnicas de gestión del tiempo, como la técnica del Pomodoro (trabajar durante 25 minutos y luego tomar un descanso), que te ayudará a mantener el enfoque. Finalmente, prioriza tus tareas; identifica las tareas más importantes y hazlas primero. Esto reducirá la presión y te dará una sensación de logro.
3. Mantienes relaciones que en realidad, te restan
Las relaciones tienen un gran impacto en nuestra felicidad. Pero a veces, mantenemos vínculos con personas que nos hacen sentir mal (por miedo a decir no, por no quedarnos solos, por no herir al otro...). Son relaciones que en realidad son negativas o que no nos apoyan. Pero claro, esto afecta a nuestra energía y reduce nuestro bienestar.
Cómo cambiarlo:
Evalúa tus relaciones; reflexiona sobre cómo te sientes después de interactuar con ciertas personas, hazte preguntas... Si te sientes agotado o negativo, puede ser una señal de que la relación es tóxica. Por otro lado, pon límites; aprende a decir no y a proteger tu espacio emocional.
No tienes que estar disponible todo el tiempo para personas que no aportan positivamente a tu vida. Por contra, busca relaciones auténticas que te apoyen, te inspiren y te hagan sentir bien.
4. Te centras demasiado en lo malo
El pesimismo y la autocrítica constante son hábitos mentales que también pueden impedirte ser feliz. Ver únicamente el lado negativo de las cosas, de forma sistemática, y enfocarte en tus fallos, limita tu capacidad de disfrutar de la vida. Además, que no es realista; hay cosas malas en la vida, y tenemos derecho a sentirlas, pero... ¿realmente solo hay malas?
Cómo cambiarlo:
Para cambiar este hábito, empieza a identificar tus pensamientos negativos y trata de reemplazarlos por pensamientos más realistas y positivos. Por ejemplo, en lugar de pensar "Me sale todo mal", puedes pensar "Esta vez me ha salido mal, pero solo ha sido un día puntual".
Trata de encontrar aspectos positivos en cada situación, incluso en las adversidades, aunque al principio te costará y es normal. Se trata de instaurar poco a poco el hábito.
5. No cuidas de tu salud física
Descuidar la salud física, como no dormir lo suficiente, comer mal o evitar el ejercicio, también afecta a nuestra felicidad. La salud física y mental están estrechamente relacionadas, y descuidar una afecta a la otra. Si no descansamos bien, es fácil que nos sintamos irritables o incluso tristes, si nos encontramos cansados y comemos mal, igual...
Cómo cambiarlo:
Hay tres hábitos clave que puedes empezar a cuidar para cuidar tu salud física (y emocional), y que se pueden instaurar fácilmente con pequeños cambios en la rutina; el sueño, la comida y el ejercicio. Así, trata de mantener una rutina de sueño regular.
Come alimentos nutritivos que proporcionen la energía y los nutrientes que tu cuerpo necesita, evitando los excesos de azúcar y comida procesada, y haz ejercicio regularmente. No hace falta que sea correr maratones, puedes empezar por salir a caminar un par de veces a la semana.
Foto | Portada (Película Todo sobre mi madre, 1999)