En los últimos años ha aumentado el número de personas en Europa que optan por una dieta vegetariana y que incluyen a sus hijos en esta forma de alimentarse (desde el 5% en España hasta el 10% en Alemania).
Desde la Asociación Española de Pediatría (AEP) advierten que esta tendencia puede provocar déficits en la alimentación de los más pequeños si no se planifica bien y precisa un mayor control nutricional.
Estas son las recomendaciones de los pediatras Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la AEP, según la edad del niño, publicadas por en Anales de Pediatría.
Crecimiento normal y menor masa muscular
La doctora María José Mellado, presidenta de la la AEP, señala la importancia de que los padres conozcan los nutrientes que se han de complementar en caso de optar por una dieta vegetariana para sus hijos.
En el mismo sentido habla el doctor José Manuel Moreno Villares, coordinador del comité de nutrición:
“Cuanto más variada sea la dieta, mayor es la posibilidad de conseguir un estado nutricional óptimo. Por el contrario, las dietas restrictivas exigen una mayor atención y cuidado para garantizar una estrategia dietética adecuada y un uso de suplementos nutricionales correcto”.
El doctor Moreno Villares señala que los estudios en niños y adolescentes vegetarianos muestran que su crecimiento y desarrollo está dentro del rango normal, aunque existe una tendencia a presentar un menor índice de masa corporal. Recomienda consultar con el pediatra antes de decantarnos por una dieta restrictiva para nuestros hijos:
“Una dieta vegetariana mal planificada, como cualquier otro tipo de alimentación desequilibrada, puede tener consecuencias negativas sobre la salud y el crecimiento, por lo que es importante y recomendable que, antes de incluir a los niños en una dieta restrictiva, se acuda a la consulta del pediatra para valorar si ésta cumple con los estándares nutricionales necesarios para un buen desarrollo y, en caso necesario, suplementarla de manera correcta”.
Planificación de la dieta vegetariana, según la edad
Las dietas vegetarianas son ricas en fibra, magnesio, hierro férrico, ácido fólico, vitaminas C y E, ácidos grasos poliinsaturados n-6, carotenoides, flavonoides y otros fitoquímicos y antioxidantes. Por el contrario, son más bajas en grasa total, ácidos grasos polliinsaturados n-3, colesterol, yodo, zinc, hierro ferroso y vitaminas B12 y D.
Bebés: introducción de la alimentación complementaria
La edad de introducción de otros alimentos debe ser la misma que para los no vegetarianos.
- Es recomendable introducir las legumbres a partir de los seis meses, ya que son el sustituto natural de la carne en las dietas vegetarianas.
Si el bebé toma purés y papillas, se le pueden dar purés de verduras con legumbres o tofu. Los ovolactovegetarianos pueden sustituir ocasionalmente la legumbre por huevo.
Si comienza directamente con sólidos, los padres pueden ofrecer a su hijo humus de garbanzos (u otros patés de legumbres), tofu cocinado y desmenuzado, guisantes, lentejas mezcladas con arroz, crema de cacahuetes sin azúcar untada en trocitos de plátano o pan, o tortilla francesa.
Puede comer yogur de soja sin azúcar ocasionalmente desde los seis meses, para desayunar o merendar, con o sin fruta. Es importante elegir variedades enriquecidas con calcio.
De cualquier forma, los pediatras aconsejan que durante la lactancia y la infancia temprana no se retiren ni el huevo ni la leche. Según explica el coordinador del Comité de Alimentación de la AEP:
"La leche es un alimento fundamental durante los primeros años de vida. Es el 100% de la alimentación hasta los seis meses y un 70% a partir de este momento, representando del 20 al 30% una vez el niño cumple dos años. Las proteínas de la leche, sus aminoácidos, son fundamentales para el desarrollo neurológico. Y estas mismas proteínas las tiene el huevo".
La dieta debe incluir alimentos ricos en vitamina C con las comidas principales para favorecer la absorción del hierro.
Es recomendable el consumo regular de verduras ricas en vitamina A (boniato, brécol, zanahoria, calabaza). Una forma práctica de hacerlo es sustituir, al menos ocasionalmente, patata por boniato en los purés.
El gluten debe introducirse a la misma edad que en los lactantes sin dieta especial. Mejor optar por cereales integrales: pan, arroz, pasta, cuscús, mijo, polenta de maíz, quinoa.
Empezar con los frutos secos y las semillas, siempre bien molidos (nunca enteros por el peligro de atragantamiento). Siempre que el resto de los alimentos sea bien tolerado.
Se les puede ofrecer alguna bebida vegetal enriquecidas con calcio para preparar algún plato, pero no deben usarse nunca como bebida principal, al menos hasta los dos-tres años de edad.
Durante el primer año hay que evitar:
Las espinacas, las acelgas, la borraja, la remolacha, la rúcula y otras hojas verdes: por su alto contenido en nitratos.
La miel y los siropes (por peligro de botulismo).
Las algas (por su alto contenido en yodo).
Las semillas de lino y chía (por su efecto laxante).
A partir de los dos años
La alimentación de los niños a esta edad debe ser igual que la del resto de la familia, ofreciendo más alimentos frescos que productos procesados o zumos de frutas con azúcares añadidos.
El principal problema radica en que no hay suficientes datos de niños y adolescentes que siguen una dieta vegetariana para establecer conclusiones sobre sus posibles ventajas o inconvenientes.
Adolescentes
Durante esta etapa aumentan los requerimientos de muchos nutrientes, en particular proteínas, hierro, zinc y calcio. Para lograr el aporte de estos cuatro alimentos, los adolescentes vegetarianos y veganos deben consumir legumbres a diario.
Para optimizar la absorción del hierro deben comer alimentos ricos en vitamina C con las comidas principales.
La mejor forma de garantizar una buena ingesta de calcio es incluyendo en la dieta los siguientes grupos de alimentos:
Dos raciones de lácteos o de bebidas vegetales enriquecidas con calcio al día.
Al menos 3-4 raciones por semana de verduras ricas en calcio.
2-3 raciones por semana de tofu, eligiendo variedades cuajadas con calcio.
Una ración al día de frutas, frutos secos o semillas ricos en calcio (almendras, sésamo, higos, chía, dátiles, naranjas…).
Qué vigilar en una dieta vegetariana (a cualquier edad) para evitar déficits
Proteínas
Las fuentes de proteínas vegetales son muy variadas y de calidad diversa, por lo que sus necesidades pueden ser cubiertas con facilidad si en la dieta incluimos una variedad amplia de alimentos de origen vegetal y se alcanzan los requerimientos de energía.
Es aconsejable asegurar que se consuman diariamente alimentos ricos en proteínas (sobre todo legumbres, frutos secos y semillas) y que se combinen las fuentes de proteínas.
El uso de la soja y sus derivados (tofu, tempeh, análogos de carne), así como los pseudocereales como la quinoa y el amaranto, pueden ayudar a garantizar una adecuada ingesta de aminoácidos.
Hierro y zinc
Aunque el contenido en hierro de algunos productos vegetales puede ser elevado, pero su biodisponibilidad es menor. Una situación similar ocurre con el zinc. Se han reportado niveles plasmáticos inferiores de ferritina y zinc en población vegetariana.
Es recomendable consumir alimentos ricos en vitamina C para favorecer la absorción de hierro en ada comida.
Yodo
La sal yodada, los vegetales de origen marino y algunos alimentos a base de cereales constituyen la mejor fuente de yodo de las personas veganas. Los lácteos y la yema de huevo también son fuentes de yodo.
Las algas (wakame, kombu, alaria, nori, etc.), con gran protagonismo en estas dietas, pueden ser una fuente importante de yodo. Sin embargo, dado que su contenido en yodo y arsénico es muy variable, deben odrecerse con precaución a bebés y niños pequeños.
Calcio
El consumo de alimentos fortificados en calcio y vitamina D, junto con la práctica habitual de actividad física de intensidad adecuada, es importante tanto en niños que siguen una dieta vegetariana como en los de dieta omnívora.
Vitamina D
La deficiencia de vitamina D es frecuente en vegetarianos y en no vegetarianos. Depende sobre todo de la exposición solar y del consumo de suplementos y alimentos fortificados. No está de más considerar la toma de suplementos.
Ácidos grasos omega-3
Presentes en el pescado, en el aceite de oliva y en el de girasol (especialmente alto oleico), en la soja y en algunos frutos secos y semillas, debe prevalecer sobre la grasa insaturada de la serie omega-6 (aceite de girasol no alto oleico, maíz, aguacate, pepita de uva, algodón).
Los pediatras señalan que hay que valorar la toma de suplementos en bebés menores de seis meses que no se alimenten con leche materna y los mayores de seis meses que tomen poco pecho.
Vitamina B12
La vitamina B12 no se encuentra en los alimentos de origen vegetal, por lo que el suplemente de esta vitamina es imprescindible, incluso en ovolactovegetarianos o en personas que consuman habitualmente alimentos fortificados.
Fotos | iStock
En Bebés y Más | Las familias vegetarianas reclaman a los colegios que adapten sus menús del comedor a la dieta de sus hijos, Una niña de 5 años explica a su madre por qué no volverá a comer carne y será vegetariana